El Perrito de la Ciudad Perdida. Érase una vez en una ciudad grande y ruidosa, vivía un pequeño perrito llamado Alex. A pesar de que Alex estaba rodeado de mucha gente y ruido, no estaba contento en absoluto. En realidad, se sentía solo y perdido. A pesar de buscar y buscar, no podía encontrar a nadie que lo quisiera o lo adoptara como su mascota.
Un día, mientras Alex vagaba por las calles de la ciudad, se encontró con un gigante cartel que decía: «Buscando un pequeño perro para ayudarnos en la Ciudad Perdida». Había una pequeña foto de la Ciudad Perdida, que parecía ser un lugar hermoso y tranquilo, rodeado de montañas verdes y ríos cristalinos. Alex decidió que esto era exactamente lo que necesitaba para ser feliz. Así que, decidió que iba a ser ese pequeño perro que buscaban.
Decidido a encontrar la Ciudad Perdida, Alex comenzó a caminar y caminar, usando su aguda nariz para seguir el aroma de la aventura. Luchó contra el calor del sol, esquivando los coches, frenando ante los semáforos en rojo, saltando sobre los charcos de agua. Finalmente, después de correr y trotar durante varios días, se topó con la entrada de la Ciudad Perdida.
La ciudad era exactamente como aparecía en la imagen del cartel, llena de color y vida. La gente estaba ocupada trabajando en sus jardines, limpiando sus hogares y disfrutando de la paz. Alex se sintió inmediatamente en casa, así que decidió acercarse a los habitantes de la Ciudad Perdida.
Pero para su sorpresa, no había perros en la Ciudad Perdida. La gente no sabía qué hacer con un perro y no estaban dispuestos a darle un hogar. Alex se sintió desanimado. Pero entonces una ancianita lo vio y decidió ayudarlo.
La anciana le preguntó a Alex si le gustaría ayudar a la gente de la Ciudad Perdida. Le explicó que los habitantes de la ciudad tenían muchas necesidades, pero no tenían a nadie que les ayudara. Alex estaba emocionado, pero no sabía qué podía hacer. La anciana estaba a punto de explicarle cuando de repente, un hombre llamó desde la distancia. Su llamado de ayuda fue suficiente para que la anciana y Alex fueran corriendo.
Era un habitante de la Ciudad Perdida que había quedado atrapado en un árbol tratando de bajar una cometa. Alex puso sus patas delanteras en la corteza áspera y comenzó a escalar. A pesar de que nunca había trepado un árbol, el amor y la determinación de Alex lo impulsó hacia la cima con facilidad.
Finalmente, llegaron a la cima del árbol, y Alex estiró sus patas para sostener al hombre, quien estaba temblando de miedo. Con la ayuda de la anciana, pudieron regresar a tierra firme.
A partir de ese día, Alex se convirtió en el héroe de la Ciudad Perdida. Ayudaba a las personas mayores a cruzar las calles, jugaba con los niños en el parque, cuidaba de los animales que rondaban por el lugar, y hacía visitas a los enfermos. La gente de la Ciudad Perdida lo amaba mucho y finalmente se había encontrado un hogar en donde se sentía querido y valorado.
Así transcurrieron los días y Alex estaba agradecido por haber encontrado un lugar donde realmente pertenecía. A pesar de que todavía extrañaba la ciudad, sabía que la Ciudad Perdida era su hogar. Y así, Alex se dio cuenta de que todo lo que siempre había querido, era un lugar en donde lo aceptaran tal cual era, un lugar donde pudiera ser feliz.
A partir de ese día, siempre se sintió feliz de que el cartel hubiera sido colocado justo donde él lo vio. Gracias a la Ciudad Perdida, Alex había encontrado su hogar justo donde menos lo esperaba.