El niño que ayudó a los demás

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El niño que ayudó a los demás
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El niño que ayudó a los demás. Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, un niño llamado Tomás. Vivía junto a su familia en una pequeña casa de madera y tenía un gran corazón. Desde que Tomás era muy pequeño, siempre se preocupaba por los demás y ayudaba a quien lo necesitara. Todos en el pueblo lo querían mucho y lo consideraban un gran amigo.

Un día, Tomás se enteró de que en la escuela del pueblo, había niños y niñas que necesitaban su ayuda. Había niños que se sentían solos, otros que eran víctimas de bullying y algunos que vivían en la pobreza. Tomás decidió que tenía que hacer algo para ayudar a estos niños y niñas, así que decidió hablar con su maestra en la escuela.

La maestra de Tomás escuchó sus inquietudes y juntos decidieron hacer algo para ayudar a los demás. Decidieron crear un grupo de amigos compasivos, que se ocuparían de los niños y niñas que necesitaban ayuda en la escuela. Tomás fue el líder del grupo y pronto se les unieron muchos otros niños y niñas del pueblo.

Juntos, el grupo de amigos se ocupó de visitar a los niños y niñas que se sentían solos y les ofrecieron su amistad. Les brindaron su apoyo y les dieron un hombro en el que llorar si lo necesitaban.

También se ocuparon de los niños que sufrían bullying. Les brindaron su protección y les enseñaron a defenderse y a hablar con sus maestros o padres si necesitaban ayuda.

Además, el grupo de amigos se ocupó de los niños que vivían en la pobreza. Les llevaron ropa, alimentos y juguetes. Los visitaron en sus hogares y les ofrecieron su compañía y alegría. También les enseñaron a compartir sus juguetes y a ser agradecidos por lo que tenían.

Todos los niños y niñas del grupo de amigos de Tomás trabajaron juntos para ayudar a los demás. No importaba la raza, género o cultura de los niños que necesitaban ayuda, siempre buscaron una forma de entenderlos y respetarlos.

Un día, cuando menos lo esperaban, ocurrió algo sorprendente. Un grupo de niños andinistas, iban a visitar la escuela para enseñar a los niños sobre la naturaleza y como cuidar de la tierra. Al principio, los niños y niñas no supieron cómo recibirlos, pues eran de una cultura diferente. Pero, Tomás y su grupo de amigos, les dieron la bienvenida y les demostraron su interés.

Los niños andinistas se sorprendieron al ver la amistad y el respeto que había entre los niños y las niñas del grupo de amigos. Se emocionaron y decidieron enseñar a los niños y niñas del pueblo muchas cosas interesantes y nuevas sobre la naturaleza, los animales y la vida en las montañas.

Tomás y su grupo de amigos se dieron cuenta de que la diversidad cultural no era un obstáculo para hacer amigos y aprender cosas nuevas. Todos somos iguales, no importa nuestra cultura, género o raza.

Al final del año escolar, la maestra de Tomás y su grupo de amigos, notaron un gran cambio en la escuela. Había más sonrisas, más amistad y menos adversidades. Tomás cambió la vida de muchos niños y niñas, enseñándoles a ser amables y a cuidar de los demás.

Él también recibió mucho amor y aprecio de todos los niños y niñas que ayudó, quienes siempre lo recordarán como una persona bondadosa y segura de sí misma. Los niños y niñas aprendieron que nunca es tarde para hacer amigos, que siempre hay alguien dispuesto a brindar una mano amiga y que nuestros amigos pueden ser de donde menos los esperamos.

Tomás enseñó que no hay límites para la amistad, el amor y la empatía. Que todos somos diferentes, pero que eso nos hace especiales. Que no importa lo que seamos, siempre podemos ayudar a los demás y trabajar juntos para hacer del mundo un lugar mejor en el que vivir.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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