El niño que aprendió a perdonar

Tiempo de lectura: 4 minutos

El niño que aprendió a perdonar
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El niño que aprendió a perdonar. Érase una vez, en un pequeño pueblo, vivía un niño llamado Max. Max era un niño muy divertido y tenía muchos amigos en la escuela, pero también era conocido por ser un poco enojón.

Un día, Max se peleó con su mejor amigo Tomás. Max le había quitado un juguete a Tomás y este se enojó mucho y se fue a casa sin hablarle. Max se quedó muy triste porque no quería haber perdido a su mejor amigo.

Esa noche, Max trató de dormir pero no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Entonces, decidió hablar con su mamá sobre lo que había sucedido.

«¿Qué crees que debería hacer, mamá?» preguntó Max.

«Lo primero que debes hacer es pedirle disculpas a Tomás, Max,» respondió la mamá de Max.

Max entendió que había cometido un error y decidió que era mejor pedir perdón a su amigo. Al día siguiente, Max se disculpó con Tomás y le prometió que nunca volvería a tomar sus cosas sin permiso.

Tomás, al ver que Max estaba arrepentido, decidió perdonarlo y volvieron a ser amigos.

Sin embargo, Max aprendió una lección muy valiosa ese día: aprendió a perdonar.

Un día, Max volvía a casa después de la escuela. En el camino, se encontró con un niño nuevo en el pueblo. El niño parecía triste, así que Max decidió acercarse y hablar con él.

El niño le contó a Max que acababa de mudarse al pueblo y que no conocía a nadie. Max entonces le ofreció acompañarlo a su casa y jugar juntos.

Después de jugar durante unas horas, Max le preguntó al niño si había hecho amigos en la escuela. El niño le dijo que no, y que era muy difícil porque era diferente a los demás niños.

Max entendió cómo se sentía este niño, porque él también había pasado por lo mismo cuando era más pequeño.

«Yo también me sentí así cuando entré por primera vez en la escuela,» dijo Max. «Pero luego hice muchos amigos. Te ayudaré a hacerlo también».

Max le presentó a sus amigos del pueblo al niño, y todos ellos lo aceptaron y le dieron la bienvenida.

El niño nuevo se sintió muy agradecido por la ayuda de Max y por haber encontrado nuevos amigos.

Max comprendió que, de la misma forma que él había sido perdonado por su amigo Tomás, el niño nuevo merecía una oportunidad para hacer amigos y ser aceptado.

Desde aquel día, Max se esforzó por ser amable y acogedor con todos los niños nuevos que llegaban al pueblo. Aprendió que cada persona es única y especial a su manera, y que nunca es tarde para hacer un nuevo amigo.

Desde entonces, Max se convirtió en el niño más amable y empático del pueblo. Había aprendido a perdonar y a ayudar a los demás, algo que lo hacía sentir muy feliz.

Tomás también se dio cuenta de que Max había cambiado y se convirtió en un amigo aún más cercano. Los dos compartieron muchas aventuras juntos, y su amistad se fortaleció aún más.

Y así, Max descubrió que la empatía y la amistad son cosas muy valiosas en la vida. Aprendió que siempre debemos tratar a los demás con respeto y amabilidad, y que nunca debemos juzgar a alguien por su apariencia o manera de ser.

Y aunque todavía tenía sus momentos de enojo, Max nunca olvidaría la lección que había aprendido: que siempre hay espacio para el perdón y la amistad en la vida.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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