El Monstruo del Valle del Silencio. Érase una vez un pequeño pueblo llamado Valle del Silencio, donde vivían muchas familias felices y trabajadoras. Sin embargo, en lo más profundo de un bosque en los límites del pueblo vivía un monstruo temible que todos los habitantes del pueblo temían: el Monstruo del Valle del Silencio.
El monstruo era enorme y temible, con sus largas garras afiladas y ojos brillantes como el fuego. Todos los años, el monstruo salía de su escondite en la noche del día de Todos los Santos para aterrorizar al pueblo entero con sus gritos estridentes y sus aullidos aterradores.
La gente del Valle del Silencio se preparaba durante todo el año para ese día, asegurando sus puertas y ventanas y haciendo grandes fogatas para alejar al monstruo. Nadie osaba aventurarse en el bosque en la noche del día de Todos los Santos, ya que se decía que el monstruo se alimentaba de aquellos que se aventuraban a enfrentarse a él.
Cada año, los habitantes del pueblo rogaban por la llegada del día después del día de Todos los Santos, para poder respirar aliviados sabiendo que el monstruo había vuelto a su escondite en lo profundo del bosque, esperando el siguiente año para salir a aterrorizar de nuevo.
Sin embargo, este año las cosas serían diferentes. Un grupo de niños decidieron enfrentarse al Monstruo del Valle del Silencio y acabar con su terror de una vez por todas. Habían escuchado leyendas de que el monstruo tenía una debilidad, y estaban dispuestos a investigar para descubrirla.
Así, la noche del día de Todos los Santos, un grupo de niños se aventuraron al bosque en busca del Monstruo del Valle del Silencio. Todos tenían miedo, pero sabían que si no se enfrentaban al monstruo, sus vidas seguirían siendo atormentadas por él año tras año.
Después de caminar durante unos minutos, los niños llegaron al escondite del monstruo. Podían sentir la presencia del monstruo en el aire, y cada uno de ellos tenía el corazón palpitando acelerado.
De repente, el monstruo apareció ante ellos, aullando y gruñendo con sus ojos brillantes como el fuego. Los niños se sorprendieron por un momento, pero luego levantaron sus antorchas y empezaron a acercarse al monstruo.
El monstruo rugió, comenzando a avanzar hacia los niños, pero uno de ellos dijo en voz alta: «¡Habla monstruo, ¿cuál es tu debilidad ?!».
El monstruo pareció sorprendido por la pregunta y se detuvo en seco en su camino hacia los niños. Se quedó unos segundos mirándolos, como si pensara en lo que debía responder.
Finalmente, el monstruo habló con una voz grave y profunda: «Mi debilidad es que nadie ha sido lo suficientemente valiente como para preguntarme eso antes. Nadie ha querido escuchar mi historia».
Los niños se acercaron al monstruo, listos para escuchar su historia. Con el tiempo, descubrieron que el monstruo no era más que una persona que había sido herida y humillada por los habitantes del Valle del Silencio. El monstruo se había convertido en un arma para vengarse de aquellos que le habían hecho daño en el pasado.
Los niños entendieron que el miedo se basa en la ignorancia y en la falta de comunicación. Hablando con el monstruo, pudieron derrotar su miedo, y el monstruo a su vez pudo superar sus resentimientos hacia los habitantes del pueblo.
Desde entonces, el monstruo del Valle del Silencio ya no salió de su escondite en la noche del día de Todos los Santos. En su lugar, se convirtió en un protector silencioso del bosque, haciendo todo lo posible para ayudar a los animales que allí habitaban y proteger a los habitantes del pueblo de peligros mayores.
Los niños se convirtieron en leyendas en el Valle del Silencio, y la gente los recordaba como los héroes que tuvieron el coraje de enfrentarse al monstruo del bosque y, al hacerlo, salvar al pueblo entero. Y así, el Monstruo del Valle del Silencio se convirtió en un cuento de hadas infantil para todas las generaciones venideras, recordando la importancia de enfrentar el miedo con coraje y bondad. Fin.
