El Monstruo del Valle de la Perdición

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El Monstruo del Valle de la Perdición
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El Monstruo del Valle de la Perdición. Érase una vez en un valle rodeado de altas montañas que se alzaban hacia el cielo como una muralla impenetrable, un monstruo gigante había aparecido. Los habitantes del valle lo llamaban «El Monstruo del Valle de la Perdición». Este monstruo era imponente y temido por todos, humanos y animales por igual. Nadie había logrado acercarse a él sin sufrir las terribles consecuencias que acarreaba enfrentarlo.

El Monstruo del Valle de la Perdición tenía un cuerpo enorme y escamoso. Sus ojos eran amarillos y brillantes, como dos luces encendidas en la oscuridad. Tenía una boca llena de dientes afilados y garras en sus patas tan largas como dagas. Se dice que su rugido hacía estremecer las montañas.

Un día, un niño llamado Jaime, caminaba por el bosque del valle con su perro, un pastor alemán llamado Max. De pronto, la tierra tembló y oyeron un rugido espantoso que venía de la montaña. Max comenzó a ladrar asustado y el corazón de Jaime latía a mil por hora. En ese momento, vio algo que lo dejó sin aliento: el Monstruo del Valle de la Perdición asomó su cabeza por encima de las rocas, mirando fijamente al niño con sus ojos furiosos.

Jaime temblaba de miedo ante la inminente presencia del monstruo, cuando de pronto escuchó una voz susurrante que provenía de la enredadera que se encontraba en lo alto del árbol que tenía a su izquierda.

-¡Joven! ¿Qué haces allí detenido? – Dijo la voz.

Jaime, confundido, buscó con la mirada a quien estaba hablando con él, pero no encontró a nadie.

La voz volvió a hablar -Soy el Duende que habita en este valle, y veo que te encuentras en grave peligro. Pero si me prometes algo, podré ayudarte.

Jaime, sin saber bien qué hacer, decidió confiar en aquel ser fantástico, así que le respondió -¡Por supuesto, duende! Haré lo que sea necesario para mantenerme alejado de ese monstruo.

– Bien, mi joven amigo. Primero, debes tener el coraje de no salir corriendo y, segundo, debes llegar al lago donde vive la Bruja Milenaria, ella posee el ingrediente que necesitas para cumplir tu promesa.

– ¿Qué ingrediente necesito, Duende?

– Tendrás que conseguir una flor que crece en los bordes del río subterráneo que desemboca en el lago de la Bruja Milenaria. Esa flor tiene el poder de confundir los sentidos del monstruo, haciéndolo dormir profundamente.

Sin más preámbulos, Jaime y Max emprendieron un valiente viaje hacia el lago de la Bruja Milenaria. Fue un camino repleto de obstáculos y peligros, con puentes de cuerda, cascadas y caminos rocosos. Finalmente llegaron a su destino y pidieron a la Bruja Milenaria la flor que necesitaban para enfrentar al Monstruo del Valle de la Perdición.

La Bruja Milenaria era una mujer de gran sabiduría y experiencia, ella les entregó la flor que, aunque muy pequeña, tenía el poder de dormir al monstruo por siempre.

Jaime y Max volvieron al valle y enfrentaron al Monstruo del Valle de la Perdición con valentía y determinación. Cuando el monstruo vio la flor que portaba Jaime, sus ojos se cerraron lentamente y en un instante comenzó a roncar sin control.

Jaime y Max regresaron sanos y salvos a su casa, y nunca más volvieron a tener miedo del Monstruo del Valle de la Perdición y los habitantes del valle pudieron volver a vivir tranquilos en sus tierras.

Y así fue como Jaime aprendió que no debemos dejarnos vencer por el miedo, y que la valentía y la astucia siempre ganan, incluso ante el monstruo más temible del valle.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Monstruo del Valle de la Perdición
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