El Monstruo del Valle de la Niebla

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El Monstruo del Valle de la Niebla
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El Monstruo del Valle de la Niebla. Érase una vez en el valle de la niebla, un monstruo horrible que vivía en una cueva oscura en lo alto del monte. Nadie se atrevía a acercarse allí por temor a enfrentarse al monstruo. Pero había un niño valiente llamado Tomás, quien había oído hablar del monstruo, pero que no le tenía miedo.

Un día, Tomás decidió explorar el valle de la niebla. Él quería ver si el monstruo era real o solo un cuento que la gente contaba para asustar a los demás. Así que, sin pensarlo dos veces, Tomás se dirigió hacia la montaña y comenzó a subir.

A medida que se acercaba a la cueva del monstruo, Tomás sentía el miedo que todos temían. Aun así, no se detuvo y continuó subiendo. Cuando llegó a la cueva, vio que la entrada estaba cubierta de musgo y estaba oscura. Con mucho cuidado, Tomás entró en la cueva.

Y allí estaba, el monstruo del valle de la niebla. Tomás lo miró en ese momento y vio que el monstruo era bastante grande, con escamas verdes, dientes afilados y garras grandes.

El monstruo estaba enojado y gruñó furioso al presenciar la llegada del niño. Pero Tomás no se dejó vencer por el miedo, y en cambio decidió hablar con el monstruo.

«¿Por qué estás enojado?», preguntó Tomás con valentía.

«Porque me siento solo», respondió el monstruo con tristeza.

Tomás se sorprendió ante la respuesta, ya que nunca se había sentido tan cercano a este monstruo. Pero decidió seguir hablando con él para tratar de entender sus necesidades.

«¿Por qué estás solo?, preguntó Tomás, curioso.

«No tengo amigos», respondió el monstruo, triste.

Tomás sintió pena por el monstruo, así que decidió ayudarlo. Él comenzó a hablar con el monstruo y pronto se hicieron amigos. Tomás pasó horas charlando con él, y juntos, planearon formas de mejorar su situación para que el monstruo no se sintiera solo nunca más.

Después de una tarde maravillosa juntos, Tomás se despidió del monstruo. Antes de irse, le prometió que regresaría para visitarlo nuevamente y que le llevaría algunos amigos para hacerle compañía. El monstruo se quedó muy agradecido por la amabilidad de Tomás.

Cuando Tomás bajaba la montaña, se dio cuenta de que el valle de la niebla ya no parecía tan miedo como antes. Ahora, sabía que no había nada de que preocuparse. Todo lo que era necesario era tener un poco de valentía y empatía.

A partir de ese día, Tomás comenzó a visitar al monstruo regularmente. Con el tiempo, el monstruo se convirtió en el mejor amigo de Tomás. Y nunca más, el valle de la niebla pareció un lugar oscuro y tenebroso. En cambio, se convirtió en un lugar maravilloso, donde dos amigos se encontraban y pasaban tiempo juntos.

Desde entonces, los habitantes del valle de la niebla nunca más tuvieron miedo de visitar a la cueva del monstruo. Y el monstruo, finalmente, tenía la compañía que siempre había anhelado.

Tomás descubrió que el verdadero valor de la amistad es la empatía. Si uno muestra bondad y trato amable a un ser que parece ser malo, puede encontrar un verdadero amigo en los lugares más inesperados.

Y así, termina el cuento del monstruo del valle de la niebla, contándonos que el valor, la amistad y la empatía pueden superar el miedo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Monstruo del Valle de la Niebla
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