El Monstruo del Río de la Tristeza

Tiempo de lectura: 4 minutos

El Monstruo del Río de la Tristeza
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El Monstruo del Río de la Tristeza. Érase una vez un río que atravesaba un bosque frondoso. En el día, sus aguas cristalinas reflejaban los rayos del sol y los animales bebían en sus orillas. Pero por la noche, el río se transformaba en un lugar tenebroso, oscuro y escalofriante. Nadie se atrevía a adentrarse en él, pues se decía que allí habitaba el Monstruo del Río de la Tristeza.

El Monstruo del Río de la Tristeza era una criatura gigante, con escamas oscuras y brillantes, y una enorme boca llena de colmillos afilados. Su aullido era tan fuerte que las hojas de los árboles temblaban y los pájaros salían volando aterrorizados.

Nadie sabía si el Monstruo era real o una invención de las personas para mantener a los niños a salvo. Pero un día, unos guerreros decidieron adentrarse en el río para tratar de descubrir si tal bestia existía de verdad.

Una noche de luna llena, los guerreros se prepararon para la expedición. Tomaron sus armas y montaron en sus caballos. A medida que se adentraban en el río, comenzaron a sentir una extraña sensación. Sentían que algo los observaba, algo que no podían ver pero que sí podían sentir.

De pronto, una gran sombra apareció frente a ellos. Era el Monstruo del Río de la Tristeza, que los había estado observando todo el tiempo. Los guerreros desenfundaron sus espadas, pero el Monstruo los embistió con su enorme cabeza, arrojándolos lejos.

Uno de los guerreros logró escapar, pero los demás fueron atrapados por el Monstruo. La leyenda se confirmaba, el Monstruo del Río de la Tristeza existía y era tan temible como se decía.

Los animales del bosque se pusieron a salvo y la gente dejó de aventurarse en el río. El miedo se apoderó de todos y el Monstruo vivía en la oscuridad, alejado del mundo.

Pero un día, un niño llamado Carlos decidió romper con el miedo y enfrentar al Monstruo. Carlos había perdido a sus padres hacía poco tiempo y sentía una gran tristeza en su corazón. Pero en vez de encerrarse en su dolor, decidió adentrarse en el río y descubrir qué era lo que había detrás de esa criatura temible.

Cuando Carlos llegó al río, no encontró rastro del Monstruo. Sin embargo, una extraña neblina se comenzó a extender por el lugar, cubriendo todo a su alrededor. Carlos empezó a sentir que algo lo observaba, como los guerreros que se aventuraron en el río tiempo atrás.

De pronto, escuchó un triste gemido que surgió de la neblina. Carlos reprimió su miedo y avanzó hacia el sonido. Fue entonces cuando encontró al Monstruo, que estaba llorando. Carlos se acercó con cautela y le preguntó qué le pasaba.

El Monstruo le contó que no era un Monstruo en realidad, sino una criatura mágica que habitaba en el río desde hacía mucho tiempo. Le explicó que cuando las personas habían comenzado a verlo, se había asustado y había comenzado a mostrar un comportamiento agresivo, porque no sabía cómo reaccionar ante tantos extraños en su hogar.

Carlos comprendió que la tristeza del Monstruo era porque se sentía solo. Entonces le dijo que no tenía que sentirse más así, pues él estaría allí para hacerle compañía.

A partir de ese momento, Carlos comenzó a vistitar al Monstruo todos los días. El Monstruo se divirtió mucho con él, jugando y contándole historias. Carlos descubrió que detrás de una apariencia terrorífica, podía haber un gran amigo.

El Monstruo del Río de la Tristeza ya no era el temible ser que aterrorizaba el bosque. Ahora era un gran compañero, que compartía sus historias y que aunque ya no daba miedo, su presencia seguía siendo impactante.

En esa época del mismo año, era posible encontrar a Carlos y al Monstruo del Río practicando su deporte favorito: el fútbol. Nunca más temerán por el miedo del Mundo de la Oscuridad, cuando pueden encontrar un Amigo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Monstruo del Río de la Tristeza
¿Te ha gustado «El Monstruo del Río de la Tristeza»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir