El Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas

Tiempo de lectura: 4 minutos

El Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas. Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, se hablaba de un monstruo que aterrorizaba a todo aquel que se atrevía a aventurarse por las calles más oscuras del lugar. Se decía que el Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas era la criatura más espantosa que habían visto los habitantes del lugar, y que hacía temblar a niños y adultos por igual.

Nadie había visto jamás al Monstruo, pero todos conocían sus espantosas historias: se decía que se alimentaba de las almas de los que se perdían en el bosque, que tenía ojos rojos como la sangre y garras afiladas como cuchillos.

Un día, un niño valiente decidió salir a buscar al Monstruo. A pesar de las advertencias de sus padres y vecinos, decidió que quería descubrir la verdad detrás de las historias.

Con lámpara en mano, se adentró en el bosque y comenzó a buscar rastros del temido Monstruo. Caminó por horas, pasando por riachuelos y árboles frondosos, hasta que finalmente encontró lo que buscaba: una cueva oscura y profunda en lo más profundo de la montaña.

El niño sintió un escalofrío recorrer su cuerpo cuando se acercó a la entrada de la cueva. Podía sentir la mirada del Monstruo fija en él desde adentro. Sin embargo, a pesar del miedo, el niño decidió entrar.

La cueva era oscura y fría, pero una luz rojiza iluminaba el final del túnel. El niño avanzó con cautela, temblando de miedo. Cuando por fin llegó al final de la cueva, lo que vio lo dejó sin aliento.

En el centro de la habitación había una criatura enorme con piel escamosa, ojos rojos y garras afiladas. La criatura estaba mirando a una bola de luz en sus manos, y no parecía percatarse de la presencia del niño.

El niño sintió que el corazón se le aceleraba. ¿Qué iba a hacer? ¿Atacaría la criatura? ¿Correría? Pero algo en la fuerza y seguridad con que la criatura sostenía la bola de luz le inspiró confianza. Decidió quedarse.

Finalmente, la criatura se dio cuenta de la presencia del niño y le sonrió. «¿Has venido aquí para conocer la verdad?», preguntó. «Sí», respondió el pequeño.

La criatura se acercó a él y posó sobre su mano la bola de luz que mantenía en la suya. «Esta es el alma de todas las almas perdidas del pueblo», dijo. «La gente me teme porque creen que me alimento de ellas, pero es al contrario: yo las cuido y las retorno a sus dueños».

El niño quedó impresionado por las palabras de la criatura. Durante un buen rato, conversaron en la cueva, compartiendo historias y risas. Y cuando llegó el momento de regresar a casa, el niño sintió que ya no temía al Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas, sino que lo tenía como un protector y amigo.

Desde ese día, el niño visitaba al Monstruo a menudo, compartiendo historias y vivencias. Y el pueblo empezó a comprender que, pese a su aspecto aterrador, el Monstruo era un ser bondadoso que velaba por la seguridad de todos los habitantes.

Así, poco a poco, los habitantes del pueblo perdieron el miedo al Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas. Y aunque conservaron su leyenda, aprendieron a convivir con él y a respetar la naturaleza de todos aquellos que habitan en ella. Y ese niño se convirtió en una leyenda del pueblo, el héroe que desafió al Monstruo y descubrió su verdadera naturaleza.

Desde entonces, cada vez que alguien se perdía en el bosque, el Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas salía en su ayuda, devolviéndolo sano y salvo a sus seres queridos. Y aunque seguía siendo temido, su leyenda estaba ahora acompañada de nuevos matices: la leyenda de una criatura que protegía a todos los que se aventuraban por su hogar en la montaña.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas
¿Te ha gustado «El Monstruo del Pueblo de las Almas Perdidas»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir