El Monstruo del Camino Oscuro. Érase una vez un camino oscuro rodeado de árboles altos y frondosos. La gente del pueblo evitaba caminar por allí, ya que decían que en ese lugar vivía un monstruo muy peligroso.
Un día, una niña llamada Ana decidió aventurarse en el camino oscuro. Sus amigos le advirtieron que no lo hiciera, pero Ana era muy valiente y no le temía a nada.
Mientras caminaba, Ana oyó unos extraños sonidos que la asustaron. De repente, apareció un monstruo con grandes garras y dientes afilados que la asustó mucho. Ana intentó correr para escapar pero el monstruo la alcanzó y le dijo:
– ¿A dónde vas, niña? ¿No sabes que es peligroso caminar por aquí?
Ana, temblando de miedo, le respondió:
– Solo quería caminar por este camino y ver qué hay al final.
El monstruo se rió y le explicó a Ana que el camino oscuro era peligroso porque no había luz y era fácil perderse. También le dijo que había muchos animales peligrosos en la zona y que el paso estaba prohibido.
– Tienes suerte de que te haya encontrado a tiempo. Te llevaré a casa para que no corras más peligro – le dijo el monstruo.
Ana tenía mucho miedo, pero también sintió alivio al saber que alguien se preocupaba por ella. El monstruo la llevó en brazos hasta su casa y la dejó en la puerta.
– Gracias por ayudarme – le dijo Ana.
El monstruo se sonrió y le dijo:
– Algún día podrás volver a explorar el camino oscuro, pero ten cuidado. Yo estaré por aquí vigilando para que nada malo te pase.
Ana le agradeció de nuevo y cerró la puerta. Miró hacia atrás y vio que el monstruo se perdía entre los árboles.
Desde ese día, Ana nunca volvió a caminar por el camino oscuro, pero siempre recordó al monstruo que la salvó. Compartió la historia con sus amigos y les dijo que el monstruo no era malo, sino que solo quería proteger a quienes se aventuraban en el camino oscuro.
Así que, si alguna vez te animas a caminar por el camino oscuro, no tengas miedo. Si te encuentras con el monstruo, recuerda que solo quiere ayudarte. Y si tienes suerte, tal vez él te lleve a casa sano y salvo.
