El Monstruo del Bosque de las Sombras. Érase una vez en un bosque frondoso y oscuro, vivía un monstruo temido por todas las criaturas del lugar. Era llamado el Monstruo del Bosque de las Sombras. Su piel era del color de la noche más oscura, tenía unos colmillos afilados y unos ojos rojos que brillaban en la oscuridad. Se decía que cada vez que alguien se acercaba a su hogar, el monstruo los atrapaba y nunca más se volvía a saber de ellos. La sola mención de su nombre hacía temblar a los más valientes.
El bosque estaba lleno de animales, muchos de ellos temían salir de sus madrigueras y matorrales, en especial durante la noche. La gente también evitaba el bosque, y solo se aventuraban a entrar cuando era estrictamente necesario. Sin embargo, existía una niña llamada Sofia, que siempre había sido muy curiosa. A menudo se aventuraba en el bosque, a pesar de las advertencias de sus padres. Pero siempre regresaba a casa sana y salva, sin haber visto nunca al Monstruo del Bosque de las Sombras.
Un día, mientras buscaba bayas para su madre, se adentró más profundamente en el bosque de lo que lo había hecho antes. De repente, un ruido extraño la hizo detenerse en seco. Se escuchaban ramas rompiéndose y respiraciones profundas. Sofia sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y se dio cuenta de que había llegado demasiado lejos.
Intentó retroceder, pero se dio cuenta de que estaba completamente perdida. No sabía cómo volver atrás y no encontraba ningún camino conocido. Ahora estaba completamente sola, en la oscuridad del bosque. De repente, escuchó un gruñido tenebroso. Era un sonido que nunca había oído antes, y su corazón comenzó a latir a un ritmo frenético.
No había duda de que estaba siendo acechada por el Monstruo del Bosque de las Sombras. Sofia intentó correr, pero sus piernas temblaban tanto que tropezó y cayó al suelo. La niña estaba aterrada, no sabía cómo iba a salir de allí, pero había escuchado que los monstruos no atacaban a aquellos que no les miraban a los ojos en ciertos casos.
Fue en ese momento en el que decidió hacer algo que nunca había hecho antes. Cerró los ojos con fuerza y comenzó a cantar una canción que su madre le había enseñado cuando era pequeña. La canción había ayudado a Sofia a sentirse segura en muchas ocasiones. Y, afortunadamente, esta vez también funcionó.
De repente, un brillo de luz apareció en el bosque, justo frente a ella. Primero cegó sus ojos, pero luego le permitió ver claramente. Apareció un hada, que irradiaba luz y felicidad. «Muchacha valiente, no te preocupes. Soy el hada de los cuentos y he venido a ayudarte». Dicho esto, se acercó a la niña y con una varita la trasformó en un animal pequeño, tan pequeño que puede pasar completamente desapercibida. Nadie sufriría por el hecho de ser cazado o devorado.
Ahora convertida en una arañita, la niña saltó en el suelo, corriendo y trepando rápidamente. Mientras se movía con sus pequeñas patas peludas, la arañita encontró un camino que nunca antes había visto. Un camino que la llevó de regreso a su casa. La niña regresó a casa sin entender muy bien lo que había pasado, pero sabía que había escapado del peligro.
Pasaron varios días y Sofia no podía sacar de su cabeza lo que había ocurrido. Decidió volver al bosque con la intención de encontrar al hada. Pese al miedo que tenía, recordaba cada detalle del camino que había seguido. Corrió por entre la maleza, tras los arbustos y en un momento de descuido, llegó hasta el territorio del Monstruo del Bosque de las Sombras. Fue como si la hubieran visto, de repente se encontró ante el Monstruo.
Pero algo extraño sucedió. El Monstruo no se movió. Miró a Sofia con curiosidad, sin intenciones de hacerle daño. Esta vez, la niña no sintió miedo, la había invadido una extraña valentía. Se acercó lentamente hacia el Monstruo, sin dejar de mirarlo a los ojos. En lugar de atacarla, el Monstruo del Bosque de las Sombras comenzó a hablar con ella.
«Mi nombre es Simón. Todos piensan que soy un monstruo malvado, pero yo no soy así. He vivido aquí durante mucho tiempo, pero he sido juzgado y temido por todos aquellos que no entendían mi naturaleza. En realidad soy una criatura solitaria, que vive en este bosque porque es el único hogar que conozco».
Sofia se sorprendió al escuchar al Monstruo. Se dio cuenta de que él estaba tan asustado como las demás criaturas del bosque. Comenzó a hablar con él, compartiendo sus sentimientos y descubriendo que en el bosque nadie quiere ser lastimado ni ser temido. Después de un rato hablando, Sofia se despidió de Simón, prometiéndole que volvería a visitarlo. Pero esta vez, volvería con un grupo de amigos, ya que el Monstruo del Bosque de las Sombras necesitaba ayuda y compañía, para que ya no viviese tan solitario como antes.
A partir de ese día, Sofia se convirtió en la protectora del monstruo del bosque y al igual que ella, cada uno de los animales del bosque deshicieron sus prejuicios y temores, y le tomaron cariño a Simón, mientras la niña les enseñaba que todos eran iguales, independientemente de si tenían dos o cuatro patas.
El bosque temido se había convertido en un lugar especial para ella y todos aquellos animales, como Simón, que habían aprendido a darse una oportunidad para ser amigos. Y a partir de entonces, nadie volvió a tener miedo de pasar por ese bosque, sino que lo miraban con alegría y con el conocimiento de que ellos también tendrían un amigo en caso de necesitarlo.