El Monstruo de la Montaña de la Angustia

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El Monstruo de la Montaña de la Angustia
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El Monstruo de la Montaña de la Angustia. Érase una vez, en lo alto de una montaña muy alta, vivía un temible monstruo. Se llamaba el Monstruo de la Montaña de la Angustia. Se decía que cada noche salía a buscar a niños y niñas desobedientes para devorarlos.

La gente de la aldea cercana era muy supersticiosa y creía firmemente en la existencia del monstruo. Todos los niños y niñas eran educados en la importancia de obedecer a sus padres y no aventurarse demasiado lejos de casa.

Un día, un niño llamado Tomás, cuyo corazón era muy curioso, decidió explorar la montaña. Nunca había visto al monstruo, y sentía que la historia podría ser exagerada. Así que partió hacia la montaña con la intención de demostrar que el monstruo no era real.

Tomás caminó durante unas horas hasta que encontró una cueva. Se detuvo y contempló la oscuridad, pero no tuvo miedo. Se adentró en la cueva guiado por una luz misteriosa que iluminaba el interior. Llegó a un pasadizo oscuro y decidió seguir adelante.

De repente, Tomás sintió una presencia detrás de él. Se volvió y vio dos enormes ojos verdes que lo miraban con desdén. El corazón de Tomás empezó a latir muy fuerte. El monstruo de la montaña estaba ante él.

El monstruo extendió sus garras y Tomás gritó de miedo. Sin embargo, el monstruo no lo atacó. En vez de eso, le dijo tranquilamente.

–¿Por qué estás aquí, niño? ¿No sabes que esta es mi casa?

Tomás estaba tan asustado que no podía hablar. Todo lo que podía hacer era mirar al monstruo con fascinación y miedo a la vez. El monstruo se dio cuenta de la curiosidad del niño y le preguntó:

–¿Quieres que te cuente por qué la gente me teme tanto?

Tomás asintió lentamente. El monstruo entonces empezó su historia:

–Tienes que saber que hace muchos años, en esta misma aldea, un abuelo y su nieto solían salir a caminar cada tarde. Un día, el abuelo murió. El nieto era muy joven, y no entendía lo que había pasado. Durante mucho tiempo, siguió saliendo solo para caminar, esperando que su abuelo apareciera. Un día, cayó la noche y el niño se perdió en la montaña. Busqué por todas partes, pero nunca lo encontré.

–Eso es muy triste –dijo Tomás con lágrimas en los ojos.

–Sí, lo es. Siempre he estado buscando al nieto. Y la gente de la aldea, ante la idea de algo que desconocen, ha construido esta leyenda sobre mí: el monstruo que devora a niños y niñas.

–Entonces, ¿no eres malo? –preguntó Tomás, sintiendo la curiosidad que lo caracterizaba.

–No, no lo soy.

Mientras el Monstruo de la Montaña contaba su historia, Tomás comenzó a sentir mucho menos miedo. Al final, decidió irse a casa, ya que tenía muchas preguntas para hacerse.

Al llegar al pueblo, Tomás encontró a su madre esperándolo en la puerta de casa. Lo abrazó fuerte y le preguntó:

–¿Dónde has estado? ¿Estás bien?

Tomás sonrío y le contó todo lo que había sucedido. Su madre le miró incrédula y le preguntó:

–¿Entonces el Monstruo de la Montaña no es real?

–Bueno, es real. Pero no es un monstruo malvado. Es un ser triste que busca al nieto de su amigo.

Tomás se había dado cuenta de que, ante lo desconocido, las personas tendían a temer antes que a tratar de conocer lo que sucede.

La historia de Tomás pronto se extendió por toda la aldea. Finalmente, la gente dejó de tenerle miedo al Monstruo de la Montaña, y comenzaron a venir a visitarlo con más regularidad. Con el tiempo, el Monstruo hizo nuevos amigos, y la leyenda del niño de la montaña nunca pasó de ser un recuerdo lejano.

A partir de ese día, Tomás se convirtió en el defensor de la verdad por encima del miedo en la aldea. Les enseñó a todos que, antes de tener miedo, debemos conocer la verdadera historia detrás de todo. Y así, se convirtió en un héroe de la aldea.

Por eso, queridos niños y niñas, la próxima vez que estéis a punto de tener miedo de algo que no conocéis, recordad la historia de Tomás y el Monstruo de la Montaña. Y recordad que la verdad siempre es más poderosa que el miedo.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Monstruo de la Montaña de la Angustia
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