El Monstruo de la Mansión Tenebrosa

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El Monstruo de la Mansión Tenebrosa
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El Monstruo de la Mansión Tenebrosa. Érase una vez, en lo más profundo del bosque, vivía una gran mansión tenebrosa. Se decía que en ella habitaba un monstruo temible que asustaba a todos los que se atrevían a acercarse.

Los padres y madres del lugar siempre advertían a sus hijos e hijas que no se aventuraran cerca de la mansión, pero un grupo de amigos decidieron desafiar el peligro y averiguar qué se escondía detrás de las paredes de la mansión tenebrosa.

Los chicos, de entre 7 y 10 años, caminaron con sigilo por el bosque hasta llegar a la entrada de la misteriosa mansión. A pesar de que sentían un escalofrío recorrer sus cuerpos, decidieron entrar juntos en la casa.

Una vez dentro, la oscuridad era tan densa que apenas podían ver un palmo delante de sus narices. De repente, escucharon un ruido procedente del sótano. Era como un gruñido profundo que parecía venir de lo más profundo de la tierra.

Con mucho miedo, los amigos se adentraron en la escalera que bajaba al sótano. Pero al llegar abajo, no encontraron nada más que una puerta cerrada con llave. Decidieron buscar una manera de abrirla para ver qué había detrás.

Uno de ellos, llamado Pedro, se fijó en una pequeña ventana cerca del techo. Con la ayuda de sus amigos, trepó hasta ella y logró colarse en el interior de una pequeña habitación. Pero, cuando sus amigos intentaron seguirle, las ventanas se cerraron y las puertas se bloquearon.

Pedro se encontraba en la habitación de una niña que, durante años, había estado encerrada en la mansión por el monstruo, que la utilizaba como su juguete particular. La niña había dibujado en las paredes cómo se sentía, y los dibujos parecían hablar de un monstruo que la atemorizaba día y noche.

De repente, Pedro se sobresaltó al escuchar como algo se movía detrás de una vieja cortina. Al acercarse, se encontró cara a cara con el monstruo. Era una bestia inmensa y grotesca, con la piel llena de escamas y unos ojos desmesurados que parecían brillar en la oscuridad.

El monstruo abrió la boca y emitió un rugido que retumbó en toda la habitación, pero Pedro no se asustó y le preguntó por qué había atrapado a la niña. La bestia le contó que la pequeña había sido la única persona que se había acercado a él sin temor alguno, y que por eso había decidido encerrarla a su lado para tener un amigo.

Pedro, al escuchar la triste historia del monstruo, decidió que era hora de enfrentarse a sus propios miedos y de intentar liberar a la niña. Así, comenzó a hablar con él hasta que lograron establecer una amistad.

Poco a poco, el monstruo empezó a confiar en Pedro y en sus amigos, y les contó que había sido maltratado y perseguido por otros seres humanos que lo juzgaban por su aspecto monstruoso. Pero también les hizo saber que nunca había querido lastimar a nadie, solo encontrar un amigo en quien confiar.

Finalmente, Pedro logró encontrar la llave con la que abrir la puerta que encerraba a la niña. Juntos, los amigos y el monstruo ayudaron a liberarla y, después de un fuerte abrazo, juraron no volver a separarse nunca más.

Desde ese día, la mansión dejó de ser tenebrosa y los niños y niñas del pueblo empezaron a visitarla para hacer amistad con el monstruo y la niña. De hecho, acabó convirtiéndose en un lugar donde se reúnen todos los que quieren conocer a seres diferentes y especiales, como el monstruo que ahora tenía un hogar lleno de amigos con quienes compartir su vida.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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