El Misterio del Queso Mágico. Érase una vez en un pueblo muy lejano, un granjero llamado Tomás que tenía una granja de vacas. Tomás era un granjero muy feliz, porque sus vacas eran las más felices de todo el pueblo. Siempre tenían mucha comida, agua fresca y un lugar cálido para descansar cada noche. Además, Tomás amaba a sus vacas y les hablaba todo el día.
Todos los días, Tomás recolectaba el queso de sus vacas y lo vendía en el mercado del pueblo. El queso era muy delicioso y la gente venía de todos lados para comprarlo. Pero un día, algo extraño sucedió. Cuando Tomás se despertó, su queso había desaparecido. Miró en todas partes, pero no lo encontró en ninguna parte.
Tomás estaba muy triste, pero su vaca más vieja, Bessie, fue a consolarlo. «No te preocupes, Tomás», dijo. «Nunca debes rendirte. Busca en todo el pueblo y verás que encontrarás tu queso mágico».
Tomás pensó que Bessie estaba loca, pero decidió intentarlo. Se fue a caminar por todo el pueblo buscando su queso mágico. Mientras caminaba, vio a una mujer extraña caminar por la calle con un pedazo de queso en la mano. «Eso es mi queso», pensó Tomás.
Se acercó a la mujer y le preguntó si había visto su queso mágico. «¿Qué queso mágico?», preguntó la mujer.
«El queso que hago todos los días con mi leche de vaca», respondió Tomás.
La mujer sonrió. «No he visto ningún queso mágico», dijo. «Pero si quieres, puedo venderte este queso».
«No, gracias», dijo Tomás. «Seguiré buscando mi queso mágico».
Continuó caminando por el pueblo y preguntando a todas las personas si habían visto su queso mágico, pero nadie parecía haberlo visto. Fue entonces cuando vio a un niño pequeño comiendo queso cerca de la plaza del pueblo. Se acercó al niño y le preguntó si había visto su queso mágico.
«¿Qué es el queso mágico?», preguntó el niño.
«Es un queso que hace mi vaca y que es muy delicioso», dijo Tomás.
«Ah, lo siento», dijo el niño. «Este queso lo robé de la tienda del pueblo. Lo siento mucho».
Tomás le dio las gracias al niño y decidió seguir caminando. Mientras caminaba, vio a un ratón corriendo con algo en su boca. «Siempre hay ratones en mi granja», pensó Tomás. «Este debe ser uno de ellos que robó mi queso mágico».
Persiguió al ratón hasta que lo alcanzó, pero el ratón no soltó su botín. Finalmente, Tomás tuvo que hacer un trato con el ratón para que le diera el queso a cambio de un poco de leche fresca de vaca.
Tomás estaba muy feliz de tener su queso mágico de vuelta, pero todavía no sabía cómo habían robado su queso. Decidió quedarse despierto esa noche y vigilar su granja.
Después de que todos se fueron a dormir, Tomás se escondió detrás de un arbusto y esperó hasta que algo extraño sucedió. Vio a un hombre misterioso caminando hacia su granja. El hombre se acercó a los establos donde estaban las vacas, pero lo que sucedió a continuación sorprendió a Tomás.
Al tocar a sus vacas, la leche de sus ubres se convirtió en queso frente a sus ojos. El hombre cogió el queso y lo metió en su bolsa, antes de desaparecer sin dejar rastro.
Tomás estaba asombrado, pero no se rindió. Decidió que la próxima vez que esto sucediera, lo atraparía. No tardó mucho en ser testigo de otra visita misteriosa, y esta vez estaba preparado. Antes de que pudiera desaparecer, Tomás lo agarró y lo llevó a la policía.
Resultó que el hombre era un mago malvado que había encontrado un queso mágico en un bosque cercano después de que había sido hecho por una vaca mágica. Pero el mago no había cuidado bien a la vaca y el resto del queso se había secado en la bolsa.
Después de que el mago fue llevado a la cárcel, Tomás decidió hacer algo especial con su queso mágico. Decidió mezclarlo con otras especias y hacer un nuevo tipo de queso que nunca había existido antes. La gente venía de todo el pueblo para probar su nuevo queso y todos se asombraban de lo delicioso que era.
Desde ese día, Tomás se convirtió en el más destacado granjero de queso del pueblo y nunca volvió a tener problemas. Su vaca mágica continuó produciendo el queso mágico, pero nunca más fue robado gracias a la astucia de Tomás y la ayuda de Bessie.
El misterio del queso mágico se había resuelto, pero Tomás siempre recordaría esa noche en la que descubrió algo increíble que cambiaría su vida para siempre.