El misterio del fantasma del hotel

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El misterio del fantasma del hotel
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El misterio del fantasma del hotel. Érase una vez un viejo hotel en un pequeño pueblo llamado San Juan. El hotel tenía un aspecto decadente, con paredes descascaradas y ventanas rotas. Muchos turistas solían visitar San Juan, pero nadie se atrevía a alojarse en el hotel debido a su misterioso pasado.

Los ancianos del pueblo contaban que el hotel estaba embrujado por un fantasma, que se aparecía en las noches oscuras de luna llena. Pero nadie sabía qué era lo que el fantasma quería, porque nadie que lo viera tenía el coraje de hablar de ello.

Un día, un grupo de amigos se encontraba explorando la aldea San Juan. Entre ellos estaba Tomás, un niño muy curioso y aventurero. Al ver el hotel abandonado, Tomás decidió que quería investigar más a fondo sobre el misterioso hotel.

Los demás niños dijeron que era una locura y que no querían acercarse a ese lugar aterrador, pero Tomás no se rindió. Él estaba decidido a descubrir el secreto detrás del fantasma del hotel.

Justo cuando se acercaron al hotel, pudieron escuchar un sonido extraño. Parecía un gemido débil. Tomás, sin miedo, abrió la puerta del hotel y entró. Los demás niños se miraron con terror y se negaron a seguirla, pero Tomás continuó adelante.

Las habitaciones estaban vacías y desgastadas, pero algo no estaba bien. El sonido seguía viniendo de algún lugar dentro del hotel. Tomás siguió el ruido y llegó al último piso del hotel, donde la puerta estaba cerrada.

Con la ayuda de una pequeña llave que encontró en el vestíbulo, logró abrir la puerta. Lo que encontró detrás de ella le quitó el aliento.

Era una habitación pequeña, oscura y polvorienta. Había una cama con la ropa de cama cubierta de telarañas. Al lado de la cama, había una caja de madera en el suelo y un hombre mayor sentado junto a ella.

Tomás no estaba seguro de si el hombre era real o un espectro, pero él decidió hablar con él. El hombre se presentó como Juan, el hijo de los antiguos propietarios del hotel.

Juan les contó a Tomás que su padre y su madre habían fundado el hotel hace muchos años. Era un éxito total, pero algunas discusiones financieras causaron que tuvieron que declarar la quiebra.

Desesperados por recuperar su fortuna, vendieron todo lo que quedaba de valor en el hotel. Sin embargo, una de las cosas que se perdieron en la venta fue el reloj de oro, el precioso reloj que su padre se había asegurado de que siempre estuviera en la recepción del hotel.

Unos días después de la venta, el padre de Juan falleció. Juan nunca había superado la muerte de su padre y, desde entonces, se había aferrado al recuerdo de su padre.

El único objeto que quedó de su padre era el reloj de oro que había desaparecido. Juan se había quedado atrapado en el hotel desde entonces, buscando el reloj perdido.

Tomás, que estaba muy conmovido por la historia de Juan, preguntó si podía ayudar. Juan le dio una llave y lo condujo hasta una habitación en la gran torre del hotel.

«Espero que puedas encontrar el reloj y traerlo de vuelta a mí», dijo Juan. Tomás subió por el estrecho tramo de escaleras de piedra, con la esperanza de encontrar el reloj. La habitación estaba empolvada y cubierta de telarañas, pero se dio cuenta de que había algo raro en el rincón.

Era el reloj de oro que había estado buscando Juan. Tomás lo tomó con cuidado, envolviéndolo en una vieja chaqueta de lana que encontró. Con el reloj en su poder, Tomás bajó las escaleras y regresó a la habitación para entregárselo a Juan.

Juan estaba muy emocionado y agradecido. Por fin, después de tantos años, se reunió con el objeto que le había sido tan preciado. Además, el fantasma del hotel ya no se vería más, lo que aumentó la confianza de las personas para hospedarse allí.

El tiempo pasó, y Tomás y sus amigos seguían visitando San Juan en sus días libres. Ahora, el hotel estaba lleno de vida y alegría nuevamente, gracias al valor de Tomás y a su determinación de descubrir la verdad detrás del misterioso hotel.

Y aunque las paredes del hotel conservan la vieja historia, la gente ahora podía disfrutar de su estadía sin temor alguno. La curiosidad y la valentía de Tomás ayudaron a liberar el hotel de su pasado oscuro, convirtiéndolo en un lugar seguro y acogedor para todos los visitantes que deciden alojarse en él.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El misterio del fantasma del hotel
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