El misterio del fantasma del circo itinerante. Érase una vez un circo itinerante que recorría los pueblos y ciudades del país. Los niños y niñas de todas partes esperaban ansiosos la llegada del circo para poder ver el show y disfrutar de las diversas atracciones que ofrecían. Pero en una de sus visitas, algo extraño comenzó a pasar.
Una noche, después de la función, algunos de los empleados del circo comenzaron a escuchar extraños sonidos en el campamento. Pensaron que era sólo su imaginación, pero cada noche los ruidos eran más fuertes y persistentes. Algunos decían que era el viento, otros que algún animal estaba merodeando por ahí, pero el miedo comenzó a apoderarse de ellos.
Es en ese momento cuando empieza el misterio del fantasma del circo itinerante.
El fantasma parecía ser el responsable de los extraños sonidos, los artilugios que se movían solos y los objetos que desaparecían y reaparecían en lugares inesperados. Los empleados estaban tan asustados que decidieron llamar a un detective muy reconocido, llamado Sebastián, para que investigara el caso.
Sebastián llegó al circo en un abrir y cerrar de ojos. Era un hombre muy astuto y no le temía a nada, así que comenzó a investigar. Entrevistó a los empleados, revisó el área donde se escuchaban los ruidos y buscaba pistas en los objetos que desaparecían.
Después de varios días de investigación, Sebastián decidió que era el momento de pasar a la acción. Le pidió a los empleados que se reunieran en la gran carpa para hacer una especie de trampa con la intención de atrapar al fantasma. Todo el mundo estaba muy emocionado y nervioso al mismo tiempo. Nunca habían hecho algo así antes.
La noche finalmente llegó. Los empleados se colocaron alrededor de la carpa, mientras Sebastián se escondió en una de las cajas detrás del escenario. Para su sorpresa, en un momento, el aire se llenó de enigmáticos ruidos y los artilugios empezaron a moverse solos.
Sebastián salió de su escondite y corrió hacia el área donde se escuchaban los ruidos. Y, ¡sorpresa! descubrió que el «fantasma» era en realidad un pequeño chico huérfano disfrazado.
Sebastián le preguntó por qué estaba disfrazado y haciendo esos extraños sonidos en el circo itinerante.
El pequeño chico respondió con lágrimas en los ojos: «Mi mamá y mi papá trabajaban en este circo. Yo estaba con ellos y me perdí en una de las funciones. Luego, ellos murieron en un accidente y yo no tenía dónde ir o a quién acudir. Siempre quise volver a ver el circo y sentir que estaba cerca de ellos de nuevo. Entonces, escuché que el circo estaba en la ciudad y quise pasar por el fantasma del circo itinerante para poder quedarme aquí, ya que no tengo a dónde ir y no quiero dejar el lugar donde crecí.»
Sebastián entendió su dolor y su soledad, así que decidió adoptarlo y ofrecerle un hogar en su casa. Juntos, fueron a ver a los dueños del circo itinerante y les explicaron lo que había pasado. Los dueños del circo también entendieron la situación y, con permiso de Sebastián, dejaron que el pequeño chico se quedara con él.
Desde entonces, el pequeño chico ya no necesitaba disfrazarse ni hacer ruidos extraños. Ahora, vive feliz en su nuevo hogar, rodeado de amor y cariño. Sebastián lo llevó a visitar el circo a menudo para recordar su pasado, pero ahora lo hace sin miedo ni tristeza.
Y así, el misterio del fantasma del circo itinerante se resolvió finalmente. Nadie podría haber imaginado que un pequeño chico huérfano era el responsable de todo el alboroto, pero, al final, todo se resolvió para bien y todos aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de la empatía y la comprensión hacia los demás.


