El misterio del fantasma de la ópera. Érase una vez en una hermosa ciudad, una gran ópera con un escenario sorprendente y mágico, que siempre estaba lleno de gente. Cada noche, el público asistía en masa para disfrutar de increíbles actuaciones que dejaban a todos boquiabiertos.
Un día, mientras los trabajadores de la ópera ensayaban para la próxima producción, escucharon un ruido extraño. Era un ruido como si alguien estuviera caminando detrás de ellos. Miraron a su alrededor, pero no vieron a nadie más que a ellos mismos.
Pero, después de que todos se fueron a casa esa noche, se escuchó un sonido extraño: era un fantasma. Cada noche, a partir de ese momento, se escuchaba el llamado del fantasma. La gente tenía miedo de trabajar allí y muchos decidieron dejar de hacerlo.
Pero nadie pudo encontrar al fantasma. Así que la ópera cerró sus puertas una noche esperando que el fantasma desapareciera por su cuenta, dejando una duda en la mente de todos si la ópera alguna vez volvería a abrir.
Después de varias semanas, un grupo de amigos decidieron investigar el misterio. Uno de ellos, llamado Pablo, era muy bueno en resolver misterios e intrigas.
Así que con su grupo de amigos, Pablo comenzó a recopilar pistas. Él sabía que tenía que encontrar al fantasma y descubrir su verdadera identidad antes de que la ópera cerrara para siempre.
Después de muchos días de trabajar duro, Pablo finalmente encontró algunas pistas en un lugar escondido detrás del escenario.
Como un gran detective, Pablo decidió hacer una lista de estos hallazgos.
Lo primero que encontró fue una carta, escrita en una caligrafía antigua y extraña. Se leía así:
«Estimado director de la ópera,
He estado escondido aquí durante mucho tiempo. No quise que nadie descubriera mi presencia, pero he visto cómo han tratado a la ópera.
Desde mi escondite, he visto a las personas trabajando duro, pero también he visto la tristeza en sus ojos. He oído la música más hermosa, he visto los trajes brillantes y los escenarios impactantes que son testigos de ella.
Pero más allá de todo esto, he visto a personas infelices. Personas que buscan desesperadamente una forma de vivir sus vidas, pero no encuentran el camino adecuado.
He decidido ayudaros. Aquí, detrás del escenario, he creado las mejores piezas de música para que las interpreten en la ópera. No quiero nada a cambio de esto, solo quiero que la gente sea feliz y que encuentre la música que necesita en su corazón.
Así que por favor, toma mis ofrendas, y compártelas con la ciudad en el futuro».
La carta estaba firmada simplemente como «El Fantasma».
Pablo y sus amigos se emocionaron al leerlo, y supieron que tenían que encontrar al Fantasma. Continuaron buscando los demás hallazgos.
El siguiente fue una pista en otro escenario, junto a un piano de cola. Había un pequeño cajón abierto, en el de allí encontraron un par de guantes parecidos a los de un músico.
Finalmente, encontraron una pequeña puerta detrás del escenario que parecía no haber sido abierta en muchos años.
Pablo tras empujarla encontró una cueva, y al entrar descubrieron algo que les hizo estremecer a todos. En una pared había una pintura del Fantasma. Lo buscaban allí mismo.
Para su sorpresa, encontraron un hombre con una capucha oscura, sentado en una silla. Tenía un instrumento musical en las manos y palideció cuando vio a los amigos de Pablo.
Se presentó como Paul y explicó que no estaba tratando de asustar a la gente, pero que no podía soportar cómo la ópera estaba perdiendo su encanto.
El Fantasma escribió las mejores melodías, pero no podía tocarlas él mismo; él simplemente quería que su música fuera compartida con el mundo.
Pablo y sus amigos estaban encantados. Sabían que tenían que proteger al Fantasma, su amigo, y trabajar con él para restaurar la ópera.
Soñaban con dar vida a la música del Fantasma, y al hacerlo, inspirar a la gente de la ciudad de todo el mundo. De esa manera, podría ser famoso, reconocido y apreciado.
De nuevo, la ópera de la ciudad iluminada volvería a tener magia.