El fantasma del castillo de las ilusiones

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El fantasma del castillo de las ilusiones
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El fantasma del castillo de las ilusiones. Érase una vez, en un lugar muy lejano, había un castillo rodeado de verdes pastos y un lago cristalino. En aquel castillo vivían unas hermanas gemelas llamadas Lucía y Ana, quienes eran princesas de nacimiento.

Cada día, las hermanas recorrían el castillo en busca de aventuras y diversión. Sin embargo, había una habitación que siempre permanecía cerrada, la habitación del terror.

Lucía y Ana, por más que intentaron abrir la puerta, nunca lo lograron. Hasta que un día, mientras recorrían el castillo, escucharon un ruido extraño que venía de esa habitación. Decidieron entonces buscar la llave que abriera la cerradura para descubrir el misterio que escondía.

Buscando la llave, llegaron hasta el jardín del castillo, un jardín que parecía sacado de un cuento de hadas, pero en el centro había un árbol gigante que llamó la atención de las gemelas. «¿Por qué no escalamos ese árbol gigante para ver el castillo desde arriba?» dijo Ana con entusiasmo.

Lucía, más precavida, respondió «Eso es peligroso, pero si encontramos la llave que buscamos podemos entrar a la habitación prohibida y ver lo que hay del otro lado».

De repente, un viento frío comenzó a soplar y las hojas del árbol alguien a quien no podían ver. Las gemelas trataron de averiguar quién podía estar ahí, pero nadie respondió.

Más tarde, mientras caminaban por el castillo, se cruzaron con un anciano muy sabio que les dijo que tenían que seguir buscando y que la llave llegaría a ellas en el momento justo.

Las princesas siguieron buscando, pero no fue hasta la noche que escucharon sonidos extraños que salían de la habitación del terror. Decidieron entrar y, para su sorpresa, todo estaba cubierto de polvo y desordenado.

De pronto, vieron una figura avanzando hacia ellas, un ser translúcido que les hablaba con una voz temblorosa pero amable. «Hola, soy el fantasma del castillo de las ilusiones, perdí las llaves de la habitación y he sido el responsable de haberla mantenido cerrada por tanto tiempo. Si ustedes pueden encontrar mis llaves, prometo que les diré cómo explorar la habitación del terror para que descubran sus secretos».

Las princesas comenzaron a buscar incansablemente, pero fue Ana quien encontró la llave en un rincón oscuro de la habitación. Con ella, se dirigen rápidamente a la habitación del terror, la cual estaba llena de objetos mágicos como espejos que mostraban el futuro, libros que daban respuestas a todas las preguntas o cuadros que podían hacerte viajar por el tiempo.

El fantasma del castillo les explicó que la habitación se llamaba así porque era un lugar donde las ilusiones cobraban vida. «Pueden ser tan reales como los que les muestro en la habitación, pero siempre recuerden que no son reales y, por lo tanto, no se pueden quedar ahí para siempre», dijo el fantasma.

Lucía y Ana quedaron fascinadas con lo que vieron y prometieron volver regularmente para explorar y descubrir más secretos en la habitación del terror. Con la llave que encontraron en su poder, el fantasma del castillo continuó sus andanzas como un personaje misterioso que seguía manteniendo ese halo de misterio pero con la confianza que daba sentirse acompañado en ese recorrido.

Desde ese día, las princesas nunca volvieron a tener miedo a los misterios escondidos en los lugares prohibidos, al contrario, se convirtieron en aventureras de corazón, siempre buscando nuevas posibilidades para descubrir y disfrutar. Y así, vivieron felices para siempre.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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