El enigma del fantasma del castillo de la luna. Érase una vez, en un castillo en la cima de una colina, allá en lo más alto de la tierra, vivía un fantasma. El castillo se llamaba el Castillo de la Luna, porque en las noches de luna brillante, el castillo parecía estar iluminado por su luz plateada.
El fantasma era un misterio para todos los que vivían en el pueblo cercano. Nunca se había visto su rostro, ni conocido su nombre. Todas las noches, a la hora en que el reloj del castillo marcaba la medianoche, se escuchaba un lamento triste que provenía de las paredes del castillo.
Los habitantes del pueblo creían que el fantasma estaba triste y querían ayudarlo a ser feliz. Sin embargo, nadie se atrevía a subir a la cima de la colina para buscar al fantasma. Tenían miedo de entrar al castillo y nunca más volver a salir.
Una noche, un niño de nombre Samuel, decidió investigar el misterio del fantasma. Samuel era un niño curioso y aventurero, y a pesar de que la mayoría de los niños se reían de él, él seguía confiando en sí mismo.
Así que, armado con su linterna, su juego de llaves y su manta favorita, Samuel decidió subir la colina hasta el castillo. Cuando llegó, la puerta estaba cerrada con llave, pero Samuel sabía cómo abrir cerraduras y rápidamente hizo lo que tenía que hacer.
Una vez dentro del castillo, Samuel encendió su linterna y comenzó a explorar. Las habitaciones estaban todas vacías y polvorientas, como si nadie hubiera vivido allí por años.
Finalmente, después de subir muchos escalones, Samuel llegó a una habitación en la cima de la torre. En el centro de la habitación había una caja grande y polvorienta.
Samuel abrió la caja y descubrió que contenía un diario viejo y una carta. La carta estaba escrita a mano en papel amarillento, y la letra era difícil de leer.
La carta decía:
«Querido hijo,
Si estás leyendo esto, significa que he fallecido. Tu madre y yo te queremos mucho, y queremos que sepas que estaremos siempre contigo en espíritu.
Este castillo ha sido nuestra casa por generaciones, pero ahora está abandonado. Yo sé que estás curioso por saber por qué el castillo y yo estamos ligados por el lamento triste que se escucha todas las noches.
Hace muchos años, en una noche de luna llena, hubo un incendio en el castillo. Yo era un niño en ese tiempo, y mi hermano mayor estaba atrapado en lo alto de la torre, encerrado y sin poder salir. Tuve miedo, pero sabía lo que tenía que hacer.
Subí la torre por una escalera improvisada que había improvisado para ayudar a mi hermano a escapar. Pero cuando llegué a la cima, descubrí que era demasiado tarde. El fuego lo había consumido todo. La última imagen que tengo de mi hermano es de su cuerpo envuelto en llamas.
Desde entonces, su lamento triste se ha escuchado en el castillo cada noche de luna llena. Yo intenté todo lo que pude para exorcizar su espíritu, pero nunca pude.
Así que, si has venido al castillo en busca del fantasma, te pido que lo perdones. Él está atrapado aquí, en este lugar de dolor y tristeza, y no puede encontrar la paz. Por favor, llévate este diario contigo y recuerda siempre que el amor de tu familia te acompaña a dondequiera que vayas».
Samuel se conmovió con la historia y sintió lágrimas en sus ojos. Guardó la carta y el diario en su mochila y se dispuso a regresar a casa. Antes de salir de la habitación, Samuel miró hacia la luna plateada que brillaba en el cielo. Y entonces, escuchó el lamento triste del fantasma.
Con una sonrisa, Samuel sabía que nunca volvería al castillo de la Luna, pues ahora comprendía el enigma del fantasma y entendía lo que necesitaba. Y así, con su cuerpo, su alma y su corazón llenos de amor y de valor, regresó a su hogar en el pueblo, sabiendo que su aventura no había sido en vano.
