El Dragón y la Fuente de los Deseos

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El Dragón y la Fuente de los Deseos
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El Dragón y la Fuente de los Deseos. Había una vez un dragón llamado Draco que vivía en lo alto de una montaña. Él era el guardián de la Fuente de los Deseos, un lugar mágico donde cualquier deseo podía ser concedido. Como guardián de la fuente, Draco era muy celoso de su tarea y no permitía que nadie más se acercara a ella. Pero tenía un gran problema: nadie lo visitaba en su cueva. Todos los habitantes del reino le temían, y aunque eran conscientes de que Draco no era violento, sentían mucho miedo al verlo.

Draco estaba muy triste por la situación. Él deseaba tener amigos con quien pudiera hablar y con quien pudiera compartir sus secretos. Pero nadie quería acercarse a una criatura tan grande y temible como él.

Un día llegó un joven llamado Marco a la cueva de Draco. Él había escuchado los rumores sobre la Fuente de los Deseos y estaba decidido a encontrarla. Sin embargo, cuando llegó a la cueva de Draco, se encontró con el dragón y se asustó muchísimo.

Pero Draco, que estaba verdaderamente emocionado por tener un visitante, decidió hablar con él. «Soy Draco, el guardián de la Fuente de los Deseos. ¿Qué es lo que buscas?», preguntó con su profunda voz de dragón.

Marco, temblando, le explicó que buscaba la Fuente de los Deseos. Pero Draco le contó que nadie más que él podía acercarse a ella, y le explicó la razón de ello. Marco se sorprendió al darse cuenta de que Draco no era un dragón malvado y comenzó a hablar con él.

Los dos pasaron toda la tarde hablando, compartiendo sus historias y deseos. Draco se sintió tan contento al tener a alguien con quien hablar y Marco, por su parte, se dio cuenta de que Draco era un ser mágico y especial.

Cuando llegó el anochecer, Marco decidió que debía irse. Pero antes de partir, Draco le contó sobre la fuente y, con una sonrisa, le permitió que hiciera un deseo. Marco cerró los ojos y pidió que pudiera tener amigos como Draco. Al abrirlos de nuevo, se sorprendió al ver que la montaña estaba llena de los seres mágicos más hermosos que había visto en su vida.

«No te preocupes, amigo mío. Ahora siempre tendrás amigos», le dijo Draco con una gran sonrisa. Marco, emocionado, se despidió de su amigo dragón y se fue con su nueva familia mágica.

Desde aquel día, Marco visitaba a Draco todas las semanas para hablar con él y hacerle compañía. Los habitantes del reino, al darse cuenta de que Marco era amigo de Draco, también comenzaron a visitarlo. Con el tiempo, el dragón se convirtió en una leyenda amada por todos.

Pero incluso con la creciente cantidad de visitantes, Draco nunca perdió su trabajo de guardián de la Fuente de los Deseos. Todos sabían que era importante tener a alguien tan serio y responsable cuidando de un lugar tan especial.

A medida que pasaban los años, Draco y Marco envejecían juntos. Cada vez que Marco acudía a visitar a su amigo, recordaba la primera vez que habían hablado y sonreía al pensar en la gran amistad que habían formado.

Un día, Draco se dio cuenta de que había cumplido su tarea más importante. Había protegido la Fuente de los Deseos por muchos años y había hecho muchos amigos en el camino. Marco le recordaba que siempre había deseado tener amigos y Draco se dio cuenta de que, gracias a su labor como guardián, había encontrado la verdadera amistad.

En la noche del cumpleaños número cien de Marco, Draco se acostó en el fondo de la cueva y cerró los ojos. Su amado amigo había llegado para celebrar con él y chatterbox, su amigo del unicornio se unió a la fiesta.

A la mañana siguiente, Marco se despertó y se dio cuenta de que su amigo dragón había fallecido mientras dormía. Pero sabía que Draco había vivido una buena vida, haciendo amigos y convirtiéndose en una leyenda. Y sabía que, en algún lugar, Draco se estaba riendo al ver las sonrisas y caras llenas de felicidad que había salvado.

Desde aquel día, la Fuente de los Deseos se convirtió en un lugar donde los visitantes podían cumplir sus sueños y pedir deseos. Y aunque Draco había fallecido, su espíritu seguía vivo y presente. Era un lugar mágico que todos conocían y amaban, gracias al gran guardián de la Fuente de los Deseos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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