El Dragón y la Fuente de la Felicidad

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El Dragón y la Fuente de la Felicidad
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El Dragón y la Fuente de la Felicidad. Había una vez un dragón llamado Norberto que vivía en un castillo tenebroso en lo alto de la montaña. Desde allí, podía ver todo el valle y observar cómo la gente iba y venía, pero a pesar de eso, Norberto era un dragón solitario.

Nadie quería acercarse a él por miedo a ser devorado, y eso hacía que se sintiera muy triste. Pasaba los días encerrado en su castillo, sin nadie con quien hablar ni con quien compartir sus pensamientos.

Pero un día, mientras Norberto estaba en su castillo, escuchó un extraño ruido en el bosque que rodeaba la montaña. Al principio, pensó que era solo el viento, pero luego se dio cuenta de que algo estaba sucediendo. Así que decidió salir a ver qué estaba pasando.

Cuando llegó al borde del bosque, descubrió que uno de los árboles había sido derribado por un gigantesco oso. El oso estaba tratando de comerse a un pequeño zorro que había caído en la trampa de las ramas del árbol caído.

Norberto no pudo evitar sentir compasión por el pequeño zorro y decidió hacer algo para salvarlo. Así que bajó volando de la montaña y aterrizó con un fuerte golpe junto al árbol caído.

El oso se detuvo en seco y se quedó mirando a Norberto, pero el dragón no estaba allí para pelear. En cambio, le habló al oso de una forma suave y tranquila, pidiéndole que dejara al zorro en paz.

El oso, sorprendido por la actitud pacífica de Norberto, decidió cooperar y soltó al zorro. Después de eso, se retiró del sitio y dejó a Norberto y al zorro a solas.

El pequeño zorro estaba temblando de miedo, pero Norberto le habló con dulzura y le aseguró que no tenía nada que temer. Luego, lo tomó en sus brazos y lo llevó de vuelta a su castillo.

A partir de ese día, Norberto tenía una nueva amistad en su vida. El zorro se convirtió en su fiel compañero y juntos pasaban horas jugando y explorando los alrededores del castillo.

Las noticias sobre el dragón solitario que había salvado a un pequeño zorro se extendieron rápidamente por todo el valle, y poco a poco, la gente comenzó a cambiar su opinión sobre él.

Ya no le tenían miedo y, al contrario, querían conocerlo y hablar con él. Norberto se sentía más feliz que nunca y comprendió que no estaba solo en el mundo.

Hasta que un día, una pandemia llegó al valle. La gente comenzó a enfermarse y había muchas muertes en las aldeas cercanas al castillo de Norberto.

El dragón, que había estado tomando precauciones y manteniéndose alejado de la gente debido a su tamaño, decidió salir de su castillo para ayudar a los enfermos y tratar de encontrar una cura para la enfermedad.

Así que, volando sobre el valle, Norberto buscó hierbas y plantas que pudieran ayudar a curar a las personas. Y cuando encontraba algo útil, lo llevaba de vuelta al castillo para preparar las medicinas necesarias.

Poco a poco, gracias a su ayuda y dedicación, la enfermedad comenzó a remitir y las personas a recuperarse. Norberto se había convertido en un héroe en la región.

Con el tiempo, la gente comenzó a honrarlo y lo invitaban a las aldeas vecinas para celebrar con ellos. Norberto ya no era visto como un monstruo peligroso, sino como un amigo fiel y salvador.

Desde aquel día en que salvó al pequeño zorro, la vida de Norberto había cambiado por completo. Ahora tenía amigos y la gente lo valoraba por su valentía y dedicación.

Y aunque todavía había algunos que le temían, Norberto sabía que no podía forzar a nadie a aceptarlo tal y como él era. Solo podía seguir siendo él mismo y esperar que con su dedicación y amor por los demás, algún día todos lo aceptaran por igual.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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