El Dragón del Ocaso y la Aurora

Tiempo de lectura: 4 minutos

El Dragón del Ocaso y la Aurora
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El Dragón del Ocaso y la Aurora. Había una vez un Dragón llamado Ocaso que vivía en lo alto de las montañas, en una cueva muy profunda. Era un Dragón majestuoso, con escamas doradas y ojos verdes como la esmeralda. Su aliento era tan caliente como una llama y podía destruir cualquier cosa que se interpusiera en su camino.

Ocaso era el Dragón más poderoso de toda la región. Había vencido a otros Dragones, monstruos y criaturas mitológicas en múltiples ocasiones. Le encantaba volar por el cielo y sentir el viento en sus alas.

Un día, mientras volaba por el valle, vio a una hermosa princesa caminando sola. Estaba vestida con un hermoso vestido rojo y tenía una corona de diamantes en su cabeza. Ocaso quedó deslumbrado y decidió acercarse para hablar con ella.

– Hola, hermosa princesa – dijo Ocaso con su voz poderosa y temible -. ¿Qué haces aquí sola?

– Me he perdido – contestó la princesa temblando -. No sé volver a mi castillo y tengo miedo.

Ocaso se ofreció a ayudarla y la cargó en su lomo para llevarla hasta su hogar. El Dragón voló por encima de los ríos, montañas y bosques, mientras la princesa disfrutaba del paisaje desde lo alto.

Finalmente, llegaron al castillo de la princesa y ella saltó del lomo de Ocaso, agradecida por su ayuda.

– Te estoy muy agradecida, señor Dragón – dijo la princesa con una reverencia -. ¿Cómo puedo pagarte?

– No necesito ninguna recompensa – contestó Ocaso con una sonrisa en su rostro -. Fue un placer ayudarte.

La princesa se despidió de Ocaso y entró al castillo, mientras el Dragón emprendía su vuelo de regreso a su hogar en la cueva.

Desde ese día, Ocaso cambió. Ya no era el Dragón arrogante y temible que todos conocían. Ahora, había descubierto un sentimiento nuevo: el amor. Pensaba constantemente en la princesa y su belleza lo había dejado deslumbrado. Pasaba horas observando el castillo desde lejos, esperando verla de nuevo.

Una tarde, mientras volaba por el cielo, Ocaso vio una sombra moverse en el castillo de la princesa y decidió acercarse para investigar. Se escondió detrás de una roca y esperó a que la sombra apareciera de nuevo.

Fue entonces cuando vio algo que lo dejó petrificado. La princesa estaba siendo secuestrada por un grupo de bandidos que la habían sacado del castillo sin que nadie lo supiera.

Ocaso no lo pensó dos veces. Sabía que tenía que actuar rápido para salvar a la princesa. Así que voló hacia el bosque donde estaba escondido el grupo de bandidos.

Cuando llegó, Ocaso soltó una llamarada de fuego que hizo huir a los bandidos, dejando libre a la princesa. Ocaso se acercó y, con su cola, hizo un gesto para que la princesa lo montara.

– ¿Qué estás esperando? – dijo Ocaso con voz firme -. Monta en mi lomo y te llevaré a casa.

La princesa se subió al lomo de Ocaso y juntos volaron hacia el castillo. Durante el trayecto, la princesa le agradeció una y otra vez por haberla salvado.

– No tienes que agradecerme – dijo Ocaso con su voz suave -. Lo hice porque te amo.

La princesa abrió los ojos sorprendida al escuchar esas palabras. Nunca había imaginado que un Dragón pudiera sentir amor.

– Yo también te amo, Ocaso – dijo la princesa sonriendo.

Desde ese día, Ocaso y la princesa se convirtieron en inseparables. Todos en la región quedaban asombrados por la amistad entre un Dragón y una princesa, que acabó en un amor verdadero.

Ocaso dejó atrás su vida de soledad y arrogancia para encontrar en el amor de la princesa la verdadera felicidad. Juntos, llevaron una vida de aventuras y amor verdadero, siendo el uno para el otro todo lo que necesitaban.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dragón del Ocaso y la Aurora
¿Te ha gustado «El Dragón del Ocaso y la Aurora»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir