El Dragón del Bosque y el Árbol del Conocimiento. Había una vez un dragón muy sabio que vivía en lo profundo del bosque. Cada día se dedicaba a observar y aprender sobre la naturaleza que lo rodeaba, y siempre había algo nuevo que descubrir.
Este dragón sabía mucho sobre plantas, animales y otras criaturas del bosque. De hecho, su sabiduría era tan grande que muchos animales del bosque venían a pedirle consejo y ayuda en tiempos de necesidad.
Un día, mientras volaba por el bosque, el dragón escuchó un llanto lejano que venía de un árbol hueco. Al acercarse, descubrió a un pequeño búho que había quedado atrapado dentro del árbol. El búho estaba asustado y no podía salir.
El dragón, con su gran sabiduría, sabía exactamente cómo ayudar al búho. Desplegó sus grandes alas y rompió el árbol que aprisionaba al búho. Al liberarlo, el pequeño búho agradeció al dragón y le preguntó cómo podía recompensarlo por su ayuda.
El dragón le dijo al búho que no necesitaba nada a cambio de su ayuda, ya que para él, ayudar a otras criaturas era recompensa suficiente.
El búho se sorprendió por la generosidad del dragón y decidió que él también quería ser así de sabio y compasivo. Le preguntó al dragón cómo podía convertirse en una criatura tan sabia.
El dragón respondió con suavidad: “La sabiduría se gana con la observación y el aprendizaje constante. Debes estar dispuesto a aprender de la naturaleza que te rodea y a ser un buen amigo y protector de todas las criaturas. Siempre debes recordar que las acciones sabias y compasivas son las que nos hacen crecer y aprender”.
A partir de ese momento, el búho se convirtió en el compañero constante del dragón. Pasaron los días explorando el bosque juntos y aprendiendo todo lo que podían de la naturaleza que los rodeaba. El dragón compartía con el búho sus conocimientos y lo ayudaba a entender el proceso de la vida y la muerte.
Un día, mientras volaban por el bosque, el dragón y el búho encontraron a una liebre herida. La liebre parecía haber sido atacada por algún animal y no podía moverse. Con un poco de cuidado y ayuda de ambos, lograron curar las heridas de la liebre y llevarla a un lugar seguro do