El Dragón de las Nubes y el Niño Soñador

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El Dragón de las Nubes y el Niño Soñador
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El Dragón de las Nubes y el Niño Soñador. Había una vez un dragón de las nubes, que vivía en la cima más alta de las montañas. Este dragón era diferente a todos los demás, ya que en lugar de lanzar fuego por la boca, expulsaba nubes blancas y esponjosas.

La gente del pueblo cercano al pie de la montaña temía al dragón. Pensaban que si se acercaban demasiado, las nubes lo envolverían y nunca más volverían a ver la luz del sol. Pero en realidad, el dragón de las nubes era un ser solitario, que no quería hacer daño a nadie. Se pasaba los días volando de una nube a otra, mirando el paisaje desde lo alto y respirando el aire fresco de las montañas.

Un día, un pequeño pájaro se acercó al dragón de las nubes con la intención de hacerle compañía. «¿Por qué estás siempre solo?» preguntó el pájaro. «No me gusta molestar a los demás», respondió el dragón. «Además, la gente me teme por mis nubes, pero en realidad no hago daño a nadie. Solo quiero vivir en paz».

El pájaro y el dragón se hicieron amigos inseparables. El pájaro ayudaba al dragón a empujar las nubes, mientras que el dragón protegía al pájaro del frío y del viento. Juntos, exploraban las montañas, descubriendo lugares y paisajes que ni el dragón ni el pájaro habían visto antes.

Un día, mientras volaban juntos, el pájaro vio una manada de ovejas perdidas en la montaña. «¡Mira!», dijo el pájaro. «Hay ovejas perdidas. Necesitan ayuda para regresar a su hogar». El dragón sabía que no podía acercarse a las ovejas, ya que su presencia podría asustarlas y hacerlas caer por la montaña. «¿Qué podemos hacer?», preguntó el dragón.

El pájaro no estaba dispuesto a dejar a las ovejas en peligro. Así que planearon una estrategia. El dragón se pondría detrás de las nubes, mientras que el pájaro se adelantaría a las ovejas y las guiaría hacia su hogar. De esta manera, el dragón no sería visto y las ovejas no se asustarían.

El plan funcionó a la perfección. El pájaro guió a las ovejas de vuelta a su hogar, mientras que el dragón de las nubes se mantuvo oculto detrás de las nubes. Cuando las ovejas llegaron sanas y salvas a su hogar, el pájaro y el dragón regresaron a la cima de la montaña.

«Gracias por ayudarme a salvar a las ovejas», dijo el pájaro. «Es increíble cómo pudimos trabajar juntos para ayudar a otros». «Así es», respondió el dragón. «Juntos podemos lograr todo lo que nos propongamos. Tal vez no seamos iguales a los demás, pero podemos hacer una diferencia de cualquier manera».

Desde ese día, el dragón de las nubes y el pájaro trabajaron juntos en muchas aventuras más. Ayudaron a otros animales perdidos en la montaña y descubrieron lugares nuevos y maravillosos. La gente del pueblo, que había temido al dragón, finalmente entendió que no era malvado, sino que era un ser especial que tenía mucho que dar.

El dragón de las nubes y el pájaro vivieron felices para siempre, explorando y llevando alegría a cualquiera que se cruzara en su camino. Juntos, demostraron que incluso los seres más diferentes pueden encontrar la amistad y hacer el bien para los demás.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Dragón de las Nubes y el Niño Soñador
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