El cuento de la cebra manchada. Érase una vez una cebra llamada Manchita que vivía en la sabana africana. A diferencia de las demás cebras que eran de rayas negras y blancas, Manchita tenía manchas negras en su pelaje blanco. Por eso, los demás animales de la sabana la señalaban y se burlaban de ella.
Manchita se sentía muy triste y sola porque no tenía amigos. Todos los días se escondía detrás de un árbol para que nadie la viera, pero un día un elefante llamado Tito la encontró y le preguntó por qué estaba tan triste. Manchita le contó lo que le pasaba y Tito le dijo que no se preocupara porque él sería su amigo.
Desde ese día, Manchita y Tito se convirtieron en inseparables amigos. Tito le enseñó a Manchita a ser fuerte y valiente, y a no dejarse intimidar por los demás animales que se burlaban de ella por ser diferente. También le dijo que era importante no juzgar a los demás por su aspecto o por algo que no pueden controlar.
Un día, mientras Manchita y Tito caminaban por la sabana, se encontraron con una jirafa llamada Lola que estaba triste y llorando. Le preguntaron qué le pasaba y Lola les contó que estaba enferma y no podía llegar a los árboles para comer las hojas que tanto le gustaban.
Manchita y Tito se sintieron preocupados por Lola y le dijeron que la ayudarían. Manchita le ofreció su lomo para que Lola pudiera subir y así llegar a las hojas de los árboles. Tito, con su gran fuerza, ayudó a subir a Lola a la espalda de Manchita. Lola estaba muy agradecida y le dijo a Manchita que era una cebra muy especial por ser tan amable y generosa.
A partir de ese día, Manchita se sintió mucho mejor consigo misma porque había ayudado a alguien que lo necesitaba. Además, Lola se convirtió en su amiga y le llevaba hojas de los árboles para que pudiera comerlas. Manchita se dio cuenta de que no importaba su apariencia, lo que realmente importaba era lo que estaba en su corazón y cómo trataba a los demás animales.
Un día, mientras Manchita y Tito caminaban por la sabana, se toparon con un león llamado Simba que estaba atrapado en una trampa. Manchita y Tito se sintieron preocupados y decidieron ayudar al león. Tito corrió a buscar a los demás animales para que pudieran ayudarles a liberar al león y Manchita se quedó con Simba para darle ánimo y decirle que todo iba a salir bien.
Los animales llegaron rápidamente y unidos trabajaron en equipo para liberar al león. Cuando al fin lo lograron, Simba se levantó y agradeció a todos los animales por su ayuda. Miró a Manchita y le dijo que nunca antes había conocido a una cebra tan valiente y amable como ella.
A partir de ese día, todos los animales de la sabana respetaron y admiraron a Manchita por su valentía y generosidad. Ella se sintió muy feliz porque había demostrado que era una cebra especial y que ser diferente no era algo malo.
Ya no se escondía detrás del árbol, sino que salía a pasear con Tito y recibía con agrado la compañía de sus nuevos amigos. Y cada vez que veía a algún animal necesitado, estaba siempre dispuesta a ayudar, sin importar las dificultades.
Así es como termina el cuento de la cebra manchada. Manchita, gracias a Tito y a Lola, aprendió a ser fuerte y valiente, y supo demostrar que la belleza no depende solo de una apariencia externa, sino que lo más importante es tener un corazón generoso y amable.