El cuento de la ardilla ahorradora. Érase una vez una pequeña ardilla llamada Sofía que vivía en un árbol del bosque. Sofía era una ardilla ahorradora y estaba muy orgullosa de ello. Todos los días, recolectaba pequeñas nueces y bellotas para su despensa, asegurándose de tener suficiente comida para el invierno.
Un día, mientras estaba recolectando comida, oyó un ruido extraño. Sofía se asomó y vio a un zorro que estaba tratando de cazar a un conejito. Sofía rápidamente corrió a la escena y asustó al zorro, salvando al conejito.
El conejito, agradecido, le preguntó a Sofía por qué siempre estaba recolectando tanta comida. Sofía respondió: «Porque nunca sabes cuándo vas a necesitar algo extra. Es importante siempre estar preparados».
El conejito se encogió de hombros y dijo: «Yo simplemente disfruto lo que tengo y trato de pensar en los demás cuando sea posible. No tiene sentido preocuparse por cosas que no puedes controlar».
Las palabras del conejito realmente hicieron pensar a Sofía. Tal vez ser tan ahorradora no era lo único importante en la vida. Sofía decidió tomar nota del consejo y ponerlo en práctica.
Un día, mientras salía del bosque, Sofía vio a una familia de ratones llorando. Se acercó para preguntar qué pasaba y descubrió que la casa de los ratones había sido destruida por un fuerte viento. Los ratones no tenían un hogar para quedarse y no tenían suficiente comida para sobrevivir.
Sofía recordó las palabras del conejito y se dio cuenta de lo importante que era pensar en los demás. Ofreció su despensa de comida y les dejó a los ratones quedarse en su árbol hasta que pudieran encontrar un hogar nuevo. Sofía nunca se había sentido tan feliz y se dio cuenta de que la empatía era algo poderoso.
Sofía también decidió empezar a poner su nuevo aprendizaje en práctica en su comunidad de animales del bosque. Cada día, se aseguraba de mirar a su alrededor para ver si alguien necesitaba ayuda y, si lo hacían, ella ofrecía su ayuda y apoyo.
Poco a poco, Sofía se convirtió en una ardilla mucho más feliz. Ya no estaba obsesionada solo con recolectar comida, sino que también disfrutaba de ayudar a los demás. A medida que el tiempo pasaba, la comunidad de animales del bosque comenzó a reconocer a Sofía por su bondad y generosidad.
Un día, mientras Sofía estaba recolectando nueces, se encontró con el conejito que le había dado el consejo. Ella le dio las gracias y le dijo que sus palabras habían cambiado su vida. El conejito estaba feliz de saber que su consejo había sido útil y se alegró de ver a Sofía tan feliz y satisfecha con su nueva forma de vida.
Desde ese día en adelante, Sofía decidió que siempre sería empática y cariñosa con los demás. Aprendió que ayudar a los demás era una de las cosas más importantes que podía hacer y que había muchas maneras de hacer una diferencia positiva en el mundo.
Hoy en día, si vas al bosque, tienes la oportunidad de encontrar a la ardilla ahorradora y cariñosa que pasa su tiempo ayudando a los demás y haciendo una diferencia positiva en el mundo. Si necesitas ayuda, solo tienes que buscar a Sofía, ella siempre estará dispuesta a darte una mano.