El conejo y el bosque mágico

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El conejo y el bosque mágico
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El conejo y el bosque mágico. Érase una vez un pequeño conejo llamado Pancho, que vivía felizmente en un bosque lleno de árboles, flores y animales. Este bosque era conocido como el bosque mágico, porque se decía que había sido creado por los dioses para proteger a todas las criaturas que vivían en él.

Un día, mientras Pancho jugaba con sus amigos, se encontró con un búho muy sabio que le habló acerca de un lugar especial en el bosque mágico: una zona prohibida llamada el Bosque Oscuro. Este lugar estaba prohibido para todos los animales, porque se decía que era peligroso y que estaba habitado por seres malignos.

A pesar de las advertencias del búho, Pancho estaba muy intrigado con el Bosque Oscuro. Así que, aprovechando que sus amigos no prestaban atención, se escapó para explorar este lugar prohibido.

Al principio, todo parecía normal en el Bosque Oscuro. Había árboles y plantas como en cualquier otro lugar del bosque mágico. Pero a medida que Pancho avanzaba, comenzó a sentir que algo extraño estaba sucediendo. El aire se volvió más denso, los pájaros dejaron de cantar y la luz del sol desapareció.

De repente, el conejo se encontró con una criatura que nunca había visto antes: un troll enorme y muy feo. El troll estaba sentado en una piedra, con una enorme bolsa al lado.

«¡Oye tú, conejito! ¿Qué haces aquí en el Bosque Oscuro?», preguntó el troll con voz amenazante.

«Lo siento mucho», respondió Pancho temblando de miedo. «No sabía que estaba en un lugar peligroso. Solo quería explorar un poco».

El troll lo miró con desprecio y se burló de él. «No me lo creo, pequeño conejito. Todos saben que este es un lugar peligroso y está prohibido para los animales del bosque. ¿Qué tienes en esa bolsa? ¿Es algo que le robaste a uno de mis amigos?».

Pancho no sabía qué hacer. La verdad era que no tenía nada en la bolsa. Pero si se lo explicaba al troll, tal vez este se enfurecería aún más y lo lastimaría.

«La bolsa está vacía, lo juro», dijo Pancho desesperado. «Solo estaba paseando».

El troll lo estudió por un momento, luego se levantó y se acercó al conejo. Pancho temblaba de miedo. Pero en vez de atacarlo, el troll lo levantó y lo acunó como si fuera un bebé.

«Vaya, me gustas conejito», dijo el troll sonriendo. «Eres valiente y honesto. No todos los animales se atreven a venir al Bosque Oscuro, y menos pueden decir la verdad».

De repente, el troll sacó un globo de su bolsa y lo infló. Luego, lo ató a la cola del conejo y lo dejó libre. Pancho se sintió un poco más relajado.

«Este globo te ayudará a salir del Bosque Oscuro, pequeño amigo. Solo tienes que seguirlo y te llevará de vuelta al bosque mágico», explicó el troll.

Pancho agradeció al troll, tomó la bolsa vacía y comenzó a seguir el globo. La luz del sol se filtró nuevamente entre los árboles, y la música de los pájaros se hizo aún más fuerte. Pronto, el conejo pudo ver a sus amigos esperándolo en la entrada del Bosque Oscuro.

«¡Pancho, estuvimos muy preocupados por ti!», gritó su mejor amigo, un conejito llamado Lalo.

«Sí, no deberías haber ido al Bosque Oscuro», agregó otro amigo, una ardilla curiosa que siempre estaba al tanto de lo que hacían los demás.

Pancho les contó su aventura en el Bosque Oscuro, y cómo el troll lo había ayudado. Los animales del bosque mágico escucharon atentamente su historia, y se dieron cuenta de que aunque este fuera un lugar peligroso, no todos los seres que vivían en él eran malvados.

Desde entonces, Pancho y sus amigos nunca volvieron a acercarse al Bosque Oscuro. Pero nunca olvidaron la amabilidad del troll, y siempre compartieron su historia con los demás animales que se aventuraban más allá de los límites del bosque mágico.

Así, el Bosque Oscuro se convirtió en una leyenda más del bosque mágico, y los animales aprendieron una valiosa lección sobre la importancia de ser honestos, valientes y respetuosos con todos los seres que habitan el bosque.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El conejo y el bosque mágico
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