El Búho y la Amistad con la Luna. Érase una vez en un bosque mágico donde los animales hablaban y las plantas eran capaces de brillar en la oscuridad, vivía un búho sabio y solitario. El búho, aunque no lo admitía, anhelaba tener un amigo. Una noche, mientras se hallaba en lo alto de un árbol, vio una hermosa luna brillando en el cielo. Sin titubear un segundo, el búho comenzó a pedirle a la luna que se convirtiera en su amiga. La Luna no respondió en aquel momento, pero el búho continuó hablándole cada noche.
Paso el tiempo y aunque el búho no había recibido respuesta, seguía con la esperanza de que algún día se convirtiera en su amiga. Un día, el búho escuchó un sonido extraño y lejano, muy parecido a un llanto. Decidió acercarse y descubrió una pequeña zorra sollozando en el suelo. El búho, sin pensarlo dos veces, le preguntó a la zorra qué le sucedía. La zorra, aliviada al haber encontrado alguien que la escuchara, contó que se había perdido y tenía mucho miedo. Entonces, el búho no lo dudó y decidió ayudarla.
Durante varios días, el búho se convirtió en el amigo más leal que la zorra había tenido. Le mostró el camino de regreso a su familia y, aunque extrañó a su amigo, decidió volar hacia nuevas aventuras. El búho se sintió feliz por haber podido ayudar a alguien. De vuelta en su hogar, volvió a mirar a la luna y le agradeció por haberle enseñado lo grandioso que es tener amigos.
Una noche, después de sus palabras habituales de amistad a la luna, notó que algo diferente estaba pasando en el cielo. La luna se acercó a él como nunca antes la había visto. El búho estaba sorprendido ya que la luna nunca había salido de su posición anterior. Ésta le dijo: “Querido amigo, gracias por ser tan bondadoso con los demás. Te estoy agradecida por preocuparte por otros seres”. El búho estaba tan emocionado que no podía hablar, y esto fue la confirmación que siempre soñó, la Luna se convirtió en su gran amiga.
Desde ese momento, el búho y la luna se pasaban muchísimas noches hablando sobre el universo y los secretos guardados en los bosques. El búho estaba feliz y nunca antes había experimentado una amistad como ésta. La luna, por otro lado, estaba contenta de poder tener un amigo tan leal y sincero.
Paso el tiempo y la amistad entre el búho y la luna creció tanto que comenzaron a hacer muchas actividades juntos. El búho le mostró todos los hermosos rincones del bosque y le presentó a todos sus amigos. A su vez, la luna le enseñó al búho cómo el universo es infinito y lleno de cosas interesantes que explorar. El búho se convirtió en su ayudante, y así decidió que iluminaría sus noches mientras ella estaba lejos, para que pudiera encontrar su camino.
Un día, un malvado zorro decidió entrar en el bosque para apoderarse de él. Quería construir una casa y tenía muchas ganas de hacerlo en ese bosque tan tranquilo. El zorro comenzó a destrozar todo lo que encontraba a su paso y a echar a los animales de sus hogares. El búho, al igual que todos los demás animales, no sabía qué hacer para detenerlo.
En ese momento, la luna se acercó al búho y le preguntó qué podría hacer para ayudar. El búho le dijo: “Querida amiga, quiero que actúes como un guardián todas las noches que no estés en el cielo, para que siempre podamos estar vigilantes”. La luna estuvo de acuerdo y prometió que siempre estaría allí para ayudar. Y así fue, todas las noches que no estaba en el cielo, la luna iluminaba el bosque como si fuera de día, y se aseguraba de que nada ocurriera en contra de la naturaleza.
El búho y la Luna se convirtieron en los mejores amigos y aseguraron el futuro del bosque mágico. Ahora, todos los animales podían dormir tranquilos sin preocupaciones mientras la luna y el búho estaban vigilantes. La amistad entre el búho y la luna dio lugar a la protección y guarida que todos necesitaban en ese bosque tan especial.
