El baile de disfraces de Halloween. Érase una vez en un pueblo encantador llamado Halloween, en el que todos los habitantes se preparaban para el baile de disfraces más esperado del año. Los niños y niñas de la localidad estaban emocionados, pues saldrían a pedir caramelos y lucir sus trajes terroríficos.
La noche antes del baile, un grupo de amigos se reunió en la casa de Julia. Julia era una niña dulce y cariñosa, y les había preparado una sorpresa a sus amigos para el baile de disfraces de Halloween. Les informó que el disfraz que llevarían sería de princesas y príncipes en una noche de terror. Todos sonrieron y se emocionaron con esta propuesta.
De inmediato, comenzaron a trabajar. Llevaban horas dibujando y recortando sus disfraces para el gran evento. Decidieron hacer algo completamente diferente y original, que impresionara a todos los invitados del baile. Se pusieron a trabajar juntos, mano a mano, con hilos y telas de todos los colores imaginables.
Mateo y Daniel, los amigos de Julia, estaban muy emocionados con el baile, querían demostrar a todos lo geniales que podían ser con sus disfraces perfectamente hechos a mano. Al fin llegó el día de la celebración, y los amigos se reunieron en la casa de Julia. Estaban listos para lucir sus disfraces de princesas y príncipes de la noche de terror. La magia de Halloween les envolvió, y se rieron juntos mientras se dirigen al baile.
Los padres de Julia les esperaban en el centro del pueblo, porque iban a llevarles en coche hasta allí. Con el viento soplando en sus caras, los amigos apretujados en el asiento trasero, se embriagaron de emoción.
Al llegar al baile, vieron un mar de disfraces, desde los más aterradores hasta los más lindos. Fueron sorprendidos con los colores de los elaborados trajes, los movimientos de los bailarines profesionales, el brillar de las luces y, sobre todo, la increíble música.
La noche pasó volando, bailaron y se divirtieron juntos, sin dejar de lucir sus elegantes trajes de princesas y príncipes. El grupo de amigos disfrutó de este gran evento mientras comían dulces deliciosos e intercambiaban risas alegres.
Se acercaba la medianoche, cuando de repente se encendieron todas las luces del lugar y se anunció el concurso de disfraces más espeluznantes, el más lindo y la pareja estrella.
Cuando llegaron al escenario, Julia, Mateo y Daniel estaban nerviosos pero confiados, sabían que su vestuario iba a ser espectacular. Después de un largo anuncio por parte del jurado, un silencio nervioso llenó el ambiente, la tensión era palpable.
De repente, el jurado anunció su elección y el grupo de amigos miró incrédulo el escenario. Ellos habían ganado el primer premio a la pareja estrella, su genial idea de vestirse de princesas y príncipes de la noche de terror había cautivado a todo el pueblo.
En ese momento, sintieron un abrazo grupal y las lágrimas les brotaron de emoción, habían logrado su meta, habían ganado.
Mientras se dirigían a casa, la felicidad era tangible, los amigos se rieron y recordaron lo divertido que había sido el baile, y lo emocionante que había sido ver las caras estupefactas de quienes los miraban, maravillados con su creatividad y el trabajo en equipo.
Finalmente, se despidieron con un fuerte abrazo. A pesar de que la noche había terminado, la felicidad había quedado grabada en sus corazones para siempre. Pensaron en el próximo Halloween y lo que podrían hacer para sorprender de nuevo en el baile de disfraces. La emoción de Halloween aún permanecería en sus mentes por muchos años por venir.
