El Árbol de Navidad y el Mundo de los Colores

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El Árbol de Navidad y el Mundo de los Colores
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El Árbol de Navidad y el Mundo de los Colores. Érase una vez en un mundo lleno de colores y seres mágicos, que se preparaban para la Navidad. En este mundo todos los arboles eran de diferentes colores, pero había un árbol especial que siempre había sido el más grande y brillante de todos. Este era el árbol de Navidad, que se encontraba en la plaza principal del mundo de los colores.

Este árbol tenía la capacidad de hablar con los demás seres mágicos del mundo y sabía todo lo que pasaba en él. Un día, mientras el árbol se encontraba adornado y listo para celebrar la Navidad, notó que estaba triste. No entendía por qué, ya que este era su momento favorito del año.

Un pequeño elfo que estaba cerca lo notó y se acercó a preguntarle qué sucedía. El árbol de Navidad le contó que todos los demás árboles eran de colores brillantes y llamativos, mientras que él era simplemente verde y no se destacaba como los demás.

El pequeño elfo escuchó atentamente y le recordó al árbol de Navidad que lo más importante de la celebración de Navidad es el espíritu de amor y armonía. También le explicó que todos los demás árboles lo admiraban por ser el árbol más grande y majestuoso del lugar, y que él era un símbolo de la alegría y el espíritu navideño.

El árbol de Navidad se sintió mejor después de escuchar al elfo, pero aún así no podía dejar de sentirse un poco triste. De repente, una pequeña hada se acercó y le dijo al árbol que ella tenía el poder de conceder un deseo en Navidad.

El árbol no podía creer lo que estaba viendo y preguntó a la hada si era verdad. La hada sonrió y le dijo que todo lo que tenía que hacer era pedir un deseo sincero y ella lo concedería, pero tendría que ser algo que realmente quisiera.

El árbol de Navidad pensó por un momento y luego dijo: «Mi deseo es ser el árbol más colorido y brillante de todo el mundo de los colores, para que pueda sentirme especial y destacarme en esta época del año».

La hada asintió con la cabeza y, con un toque mágico de su varita, el árbol comenzó a brillar con todos los colores del arco iris. Sus ramas se llenaron de luces parpadeantes y hermosas decoraciones, y su tronco comenzó a vibrar con la energía de la Navidad.

Todos los demás se reunieron alrededor del árbol de Navidad, admirando su elegancia y belleza. Los demás árboles estaban sin palabras ante su nueva apariencia, pero también muy felices por su amigo.

El pequeño elfo se acercó al árbol y le dijo que no importa cómo se veía, su verdadera belleza siempre había estado dentro de él. Le recordó al árbol que él siempre había sido especial, ya que el árbol de Navidad era el primero en iluminarse en Navidad y siempre era el último en apagarse.

El árbol de Navidad asintió con la cabeza, sintiéndose muy agradecido por tener amigos tan apreciados. Se dio cuenta de que no se trataba de cómo se veía en el exterior, sino de las emociones y sentimientos que generaba en los demás.

Desde ese día en adelante, el árbol de Navidad era el más feliz de todos los árboles del mundo de los colores. Se dio cuenta de que no necesitaba ser diferente de los demás para destacarse, ya que su verdadera belleza estaba dentro de él todo el tiempo.

Durante la noche de Navidad, todos los seres mágicos se reunieron en torno al árbol de Navidad para celebrar el verdadero significado de la fiesta. Cantaron villancicos y compartieron dulces y regalos, disfrutando de la alegría que este árbol siempre les había brindado.

El árbol de Navidad se iluminó con la emoción de estar rodeado de amigos y sintió que su corazón estaba lleno de amor y felicidad. Se dio cuenta de que nunca había necesitado ser diferente, sólo tenía que ser él mismo.

A partir de ese día, el árbol de Navidad se convirtió en el orgullo y la alegría de todo el mundo de los colores, no sólo en Navidad, sino en todo el año. Siempre brillaba con fuerza y alegría, lo que hacía sonreír a todos los que lo veían.

La hada sonrió con satisfacción a lo que había logrado con su magia y se alejó, sabiendo que el árbol de Navidad había aprendido la lección más importante de la Navidad: ser uno mismo y brillar con el amor y la felicidad.

Y así, cada vez que alguien pasaba por la plaza del mundo de los colores donde se encontraba el árbol de Navidad, se detenía por un momento a admirar su belleza y a pensar en la lección que nos había enseñado.

La verdadera belleza está dentro de nosotros y sólo debemos permitir que brille, especialmente en Navidad.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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