Blancanieves y los siete enanitos

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Blancanieves y los siete enanitos
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Blancanieves y los siete enanitos. Érase una vez, en un reino muy, muy lejano, había una hermosa princesa llamada Blancanieves. Tenía la piel tan blanca como la nieve, los labios tan rojos como la sangre y el cabello tan negro como el ébano. A pesar de su belleza, Blancanieves era muy infeliz, pues su madrastra, la reina, estaba celosa de ella y trató de matarla en muchas ocasiones.

Un día, Blancanieves estaba dando un paseo por el bosque cuando se topó con una pequeña cabaña. Llamó a la puerta y fue recibida por siete enanos amistosos. Los enanitos la invitaron a quedarse con ellos y Blancanieves aceptó.

Los enanitos eran amables y generosos, y rápidamente se hicieron amigos de Blancanieves. Le dijeron que eran mineros y que pasaban sus días excavando en las montañas en busca de gemas preciosas. Blancanieves ayudaba a los enanos con sus tareas y cocinaba para ellos.

Pero la reina no se quedó atrás. Se enteró de que Blancanieves estaba viviendo con los enanos y decidió tomar el asunto en sus propias manos. Se disfrazó de vieja bruja y fue a la cabaña. Le ofreció a Blancanieves una manzana envenenada, que la princesa comió pensando que era una manzana normal.

Los enanos regresaron a casa y encontraron a Blancanieves inconsciente en el suelo. Estaban devastados e hicieron todo lo posible para revivirla, pero ya era demasiado tarde. Blancanieves estaba muerta.

Los enanos estaban desconsolados y no podían soportar estar sin su querido amigo. Decidieron construir un ataúd de cristal y colocar a Blancanieves dentro, donde todos pudieran verla.

Un día, un príncipe se encontró con el ataúd de cristal y quedó impresionado por la belleza de Blancanieves. Se enamoró de ella y rogó a los enanos que le permitieran llevarla a casa. Los enanos aceptaron y el príncipe llevó a Blancanieves de vuelta a su castillo.

Mientras regresaban, el caballo del príncipe tropezó y el ataúd se sacudió, lo que provocó que la manzana envenenada se desprendiera de la garganta de Blancanieves. Ella se despertó y el príncipe se llenó de alegría. Vivieron felices para siempre.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Blancanieves y los siete enanitos
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