La magia de la empatía. Érase una vez en un pequeño pueblo rodeado por un hermoso bosque, vivían muchos niños y niñas de diferentes edades, razas y culturas. Todos ellos tenían algo en común: adoraban a su maestra, la señorita Lucía.
La señorita Lucía era una mujer sabia, bondadosa y muy amable. Ella siempre les enseñaba a sus alumnos sobre el valor de la empatía, del amor y del respeto. Por eso, los niños y niñas que estudiaban con ella eran muy unidos y se ayudaban siempre que podían.
Un día, la señorita Lucía decidió organizar un concurso de dibujo para todos sus estudiantes. El tema del concurso era «La magia de la empatía.» La idea era que los niños y niñas dibujaran cómo la empatía podía ayudar a las personas a sentirse más unidas en su comunidad.
Unos días después, llegó el día de entregar los dibujos. La señorita Lucía estaba muy emocionada por ver lo que sus estudiantes habían creado y al observarlos se dio cuenta de algo muy importante. Casi todos los dibujos mostraban a amigos y amigas sonrientes jugando juntos, ayudándose mutuamente y compartiendo sus actividades. Pero, había algo que le llamó la atención. Había un niño en el fondo del salón que estaba solo y no había entregado ningún dibujo.
La maestra se acercó a él y le preguntó por qué no había dibujado nada. El niño, llamado Juan, le respondió que no supo cómo hacerlo. La maestra lo animó a que dibujara algo, pero el niño seguía negándose a participar. Ella se dio cuenta de que algo pasaba con Juan y decidió hablar con él en privado.
Después de mucho conversar, Juan le contó a la señorita Lucía que no quería participar en el concurso porque pensaba que no era lo suficientemente bueno para dibujar algo bonito. La maestra le explicó que lo más importante no era ganar el concurso, sino aprende que con la empatía todos podemos sentirnos identificados y tiernos hacia el otro. Que en el concurso es solo una excusa para tratar de demostrar lo que cada uno tiene dentro y lo importante que son sus sentimientos y valores. En la empatía el dibujo más bonito, era el que estaba más cerca de los sentimientos.
Eso le dio confianza a Juan y decidió participar. Él dibujó una imagen con varios niños y niñas de diferentes edades, tamaños y colores, todos juntos sosteniendo una gran puerta. En la puerta estaba escrito «EMPATÍA» y desde el interior se veía el sol brillando y los pájaros cantando.
Cuando llegó la hora de la presentación, la maestra vio que todos los niños y niñas estaban celosos del dibujo de Juan porque mostraba a más personas que todos los otros dibujos, y porque la puerta de la empatía y la alegría de la misma, se comparaba con tener un castillo de amor y paz del verdadero mundo de caricaturas y juegos.
La señorita Lucía juntó los dibujos en un panel grande y los colgó en la pared para que todos pudieran admirarlos, después habló de cada uno de ellos. Pero, ella se centró especialmente en el dibujo de Juan y les explicó lo importante que era que todos se sintieran incluidos y valorados, sin importar cómo fueran.
Así, los niños y niñas aprendieron una gran lección sobre la empatía y el valor de la inclusión social y cultural. Se dieron cuenta de que, aunque eran diferentes, podían trabajar juntos y ser amigos. Además, conocieron la importancia de empoderar a los demás para ayudarles a sentirse confiantes y valiosos.
La historia de Juan quedó en sus mentes y corazones, y desde ese día se convirtió en uno de los más queridos entre todos ellos. Aprendieron que todos somos seres humanos maravillosos y valiosos, y que debemos respetarnos y ayudarnos mutuamente para crear un mundo mejor, con respeto y empatía.
Esta fue una enseñanza que la señorita Lucía transmitió en todas sus lecciones, a lo largo de muchos años de educación y enseñanza. Gracias a ella, los niños y niñas de ese pequeño pueblo aprendieron la importancia de valorar la diversidad y de promover la inclusión social, racial y cultural. De esta manera lograron aprender que el verdadero valor de la amistad es no juzgar y aceptar sin prejuicios a los demás, a quienes son diferentes a nosotros. La magia de la empatía es un valor que permanecerá con ellos a través de su vida, para siempre, y así lograrán tener un mundo mejor, lleno de amor y alegría. Y esto es algo que todos los niños y niñas de todo el mundo deben aprender con el mismo entusiasmo y dedicación.