La igualdad en el bosque. Érase una vez en un bosque muy especial, donde vivían animales de todo tipo y color. En este bosque había osos grises, conejos blancos, mapaches negros, ardillas naranjas y muchas especies más. Todos ellos vivían felices y en paz, cada uno en su propio hogar, pero siempre se reunían para jugar juntos o para compartir su comida y su tiempo.
Un día, la hormiga Natalia estaba muy triste. Caminaba por el bosque con la cabeza baja y sus amigas las mariquitas no sabían por qué. Finalmente, pidieron a Natalia que les contara el motivo de su tristeza y ella les dijo que estaba cansada de sentirse diferente. Ella era la hormiga más pequeña del bosque y sentía que los otros animales no la tomaban en cuenta por su tamaño.
Las mariquitas entendieron la tristeza de Natalia y decidieron ayudarla. Primero, pidieron a los pájaros que construyeran un columpio especial para Natalia, así ella podría columpiarse tan alto como los otros animales. Luego, pidieron a una abeja carpintera que le ayudara a construir una silla más alta para que pudiera sentarse a la mesa con sus amigos. Y finalmente, pidieron a los animales más grandes del bosque que fuesen más cuidadosos al caminar para no lastimar a Natalia.
Gracias a la ayuda de sus amigos, la hormiga Natalia se sintió mucho mejor. Pero luego se dio cuenta de algo más importante: ella misma también había ignorado y discriminado a otros animales del bosque en el pasado, sólo por ser diferentes. Se sintió mal por esto y decidió hacer algo al respecto.
Natalia habló con sus amigas las mariquitas y dijeron que querían ayudar a otros animales a sentirse bienvenidos en el bosque, sin importar lo diferentes que fueran. Así, comenzaron a buscar animales solitarios y les preguntaron si querían unirse a ellos en sus juegos y aventuras.
Por ejemplo, encontraron a un ciervo tímido y le invitaron a unirse a ellos mientras jugaban a las carreras. También encontraron a una nutria de un color extraño y la invitaron a pescar juntos en el río. De esta manera, cada animal en el bosque se unió a la diversión y aprendió a aceptar a otros animales sin importar las diferencias que tuvieran.
Con el tiempo, los animales del bosque se dieron cuenta de que, aunque todos eran diferentes, también tenían muchas cosas en común. A todos les gustaba jugar, comer y hacer amistades. Comenzaron a hablar más abiertamente acerca de sus diferencias y se maravillaron al descubrir cómo las cosas que los hacían diferentes también los hacían únicos y especiales.
Así, el bosque se convirtió en un lugar mucho más feliz. Los animales trabajaron juntos para superar sus prejuicios y celebrar su diversidad. Incluso crearon una canción que cantaban juntos en sus reuniones, que decía:
«Somos diferentes, eso es verdad,
pero también iguales en nuestro corazón.
Amigos somos, y eso no cambiará,
porque en el bosque, todos cabemos.»
De esta manera, los animales del bosque aprendieron que la verdadera igualdad no significa que todos sean iguales en todo, sino que todos debemos tener las mismas oportunidades y respeto sin importar nuestras diferencias. Y la hormiga Natalia dejó de ser triste para convertirse en una líder valiente y amorosa del bosque, que trabajó duro todos los días para hacer que todos se sintieran bienvenidos y valorados.
Desde entonces, el bosque se convirtió en un lugar donde la inclusión y el respeto eran la norma. Y todas las criaturas que allí habitaban se sintieron felices en su hogar, sabiendo que eran aceptadas y amadas simplemente por ser ellos mismos.