La igualdad es la llave. Érase una vez en un mundo mágico lleno de color y vida vivían muchas criaturas diferentes. Había elfos, brujas, dragones y seres humanos, cada uno con su propia magia y habilidades únicas. Todos vivían juntos en paz, valorando la diversidad y la igualdad. Pero un día, un extraño hechizo cayó sobre el mundo, dividiéndolo en distintas partes y haciendo que cada criatura se aislara en su propia tierra, ignorando y desconfiando de las demás.
Los elfos se agruparon en su bosque encantado, las brujas vivían en su propio castillo y los dragones en su cueva llena de tesoros. Los seres humanos, por su parte, se dividieron en grupos según su color de piel, su país de origen o su nivel socioeconómico. De repente, las diferencias fueron más importantes que lo que los unía, y la gente había olvidado lo maravilloso que era el mundo cuando trabajaban juntos en armonía.
Aquí es donde entra nuestra protagonista, una pequeña hada llamada Iris. Iris no era una hada común y corriente: tenía el cabello oscuro y piel oscura, como si hubiera sido besada por el sol. Ella vivía en el bosque y saltaba felizmente entre las hojas verdes, pero su corazón estaba triste porque percibía la tensión que existía entre las distintas criaturas del mundo. Un día, decidió que debía hacer algo para ayudar a que el mundo volviera a ser un lugar lleno de alegría y bondad.
Iris se puso su túnica azul, tomó su varita mágica y partió en un viaje para encontrar la llave que volvería a unir al mundo. Cruzó el río del Norte, atravesó los picos de las montañas y llegó al Valle del Sur, una tierra desolada y olvidada. Caminando entre las ruinas, encontró una llave brillante con una sola inscripción: «La igualdad es la llave». Sabía que esta llave era muy valiosa y que debía ser compartida con todas las criaturas del mundo.
De repente, escuchó música en la distancia y caminó en su dirección. Ahí estaban, un grupo de elfos tocando su música alegre. Se le acercó y les mostró la llave, y les habló de la importancia de trabajar juntos y de romper las barreras que les mantenían separados. Sin mucha demora, los elfos se emocionaron con su discurso y decidieron unirse a ella en su búsqueda de encontrar más llaves.
En su camino, los tres amigos encontraron a las brujas, de piel verde y cabello llameante, que se unieron a ellos como respuesta a las palabras de Iris sobre la importancia de aceptar y respetar la diversidad. Continuando el viaje, llegaron a la cueva de los dragones, donde descubrieron que su tesoro más valioso no era un hilo de oro, sino el corazón bondadoso de esos seres que, aunque intimidantes a veces, eran leales y protectores.
Finalmente, llegaron a un gran castillo, donde los seres humanos ricos y estrafalarios vivían en su imaginario mundo de maravillas. Iris se sintió incómoda, pero recordó su misión y su coraje. Entró al interior del castillo, enfrentando los comentarios racistas y crueles. Les habló de la llave que tenían en su posesión y de la necesidad de un mundo justo y lleno de igualdad. La familia más rica del castillo dio a Iris su corazón gracias a su cada día más profunda empatía y así se unieron todos.
Los elfos, las brujas, los dragones y los seres humanos finalmente comprendieron que aunque eran diferentes, juntos formaban un mundo maravilloso lleno de magia y aventura. Juntos, se embarcaron en una misión para repartir la llave de la igualdad por todo el mundo, a cada criatura. Después de muchos viajes, el mundo mágico volvió a ser uno solo, como antes del hechizo, y la magia consistió en que se había fortalecido gracias a la unión y cooperación, sin distinciones de ningún tipo.
Desde entonces, los elfos, brujas, dragones y seres humanos forman una sola familia, con Igualdad, respeto y tolerancia. Y siempre que alguien olvida esto, una hada llamada Iris se asegura de recordárselo y ayudarles a encontrar esa llave mágica que une al mundo, para siempre.