La araña y el grillo

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La araña y el grillo
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La araña y el grillo. Érase una vez en un hermoso y colorido jardín, vivía una araña llamada Rosita. Rosita era una araña muy hábil, tejía hermosas telarañas que eran admiradas por todos los que visitaban el jardín. Sin embargo, Rosita tenía un problema, era una araña muy solitaria y no tenía muchos amigos con los que compartir su vida en el jardín.

Un día, mientras Rosita tejía una hermosa telaraña, escuchó un lindo canto. El canto venía de un grillo que estaba cerca de ella. Rosita se acercó al grillo para saludarlo y descubrió que era un amable grillo llamado Simón.

Simón y Rosita comenzaron a hablar y a conocerse. Ambos descubrieron que tenían muchas cosas en común y muy pronto se convirtieron en grandes amigos en el jardín.

Un día, mientras Rosita y Simón caminaban por el jardín, encontraron un grupo de hormigas que estaban trabajando arduamente en la recolección de comida para su colonia. Simón comenzó a burlarse de las hormigas, diciendo que trabajar todo el día era una tarea muy aburrida y que él prefería cantar y saltar por el jardín. Rosita, por otro lado, se sintió triste por la actitud de Simón y se dio cuenta de que él no entendía el valor del trabajo duro y la importancia de las responsabilidades.

No mucho después, Rosita y Simón se encontraron con un pájaro que estaba herido. El pájaro estaba en el suelo y no podía volar. Rosita sintió mucha empatía por el pájaro y comenzó a buscar una solución para ayudarlo a volar nuevamente. Simón, por otro lado, no mostró mucho interés en ayudar al pájaro y se fue a cantar a otra parte del jardín.

Mientras Rosita trabajaba en ayudar al pájaro, se dio cuenta de que, a pesar de su pequeño tamaño, podía hacer una gran diferencia en el mundo y ayudar a los demás, incluso a aquellos que no eran de su misma especie.

Después de mucho esfuerzo, Rosita logró encontrar una solución para ayudar al pájaro. Construyó un pequeño nido para que el pájaro pudiera descansar y sanar adecuadamente. Con el paso de los días, el pájaro se recuperó y pudo volar nuevamente.

La actitud de Rosita frente a la situación del pájaro ayudó a Simón a entender la importancia de la empatía y el cuidado por los demás seres vivos en el jardín. Simón aprendió que, aunque todos somos diferentes, podemos ayudarnos unos a otros y hacer una gran diferencia en el mundo.

Desde ese día, Simón comenzó a ser más empático y a prestar más atención a las necesidades de los demás seres vivos en el jardín. Él y Rosita se volvieron grandes defensores de la inclusión y la empatía en el jardín. Juntos, ayudaron a los demás animales y plantas en el jardín a vivir una vida mejor y más feliz.

Y así, Rosita y Simón aprendieron que la empatía y la inclusión son valores fundamentales en la vida de cualquier ser vivo en el mundo, y que siempre se deben tener en cuenta al interactuar con los demás seres vivos. Con su ejemplo, ambos lograron hacer del jardín un lugar mejor y más feliz para todos los que habitaban en él.

FIN.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
La araña y el grillo
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