El Dino Detective. El Dino Detective era famoso por sus impresionantes investigaciones sobre los dinosaurios. Desde pequeño había tenido una fascinación por estas criaturas prehistóricas, lo que lo llevó a estudiar paleontología en la universidad y convertirse en el mejor en su campo.
Un día, recibió una llamada de emergencia de un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad. Los habitantes habían descubierto un fósil gigante en un terreno cercano y necesitaban la ayuda del Dino Detective para descubrir de qué dinosaurio se trataba.
El experto llegó al lugar con todas sus herramientas de trabajo y luego de estudiar con detalle el fósil, determinó que se trataba de un Tiranosaurio. Pero lo más curioso es que el fósil tenía una extraña marca en su cráneo.
– ¿Qué pudo haber causado esa marca tan peculiar?, se preguntó el Dino Detective mientras continuaba su investigación.
El experto recolectó todas las pruebas necesarias y regresó a su laboratorio, donde continuó con su análisis. Tras varios días, llegó a una asombrosa conclusión: el Tiranosaurio había sido asesinado.
Para averiguar quién pudo haber cometido tal acto, el Dino Detective decidió viajar en el tiempo hasta la época en que vivieron los dinosaurios.
Gracias a un sofisticado dispositivo de teletransportación, llegó a la prehistoria y se adentró en el territorio donde habitaban los Tiranosaurios. Entre ellos descubrió algo sorprendente: un Tiranosaurio más grande y mucho más fuerte que el resto atacaba y mataba a cualquier Tiranosaurio que se cruzara en su camino.
– ¡Increíble!, pensó el Dino Detective, este Tiranosaurio es como el Rey de la Selva.
Pero la duda que se planteó inmediatamente fue ¿Qué pudo haber sido del Tiranosaurio que encontró? ¿Había sido víctima del feroz Rey de la Selva?
El detective comenzó a buscar evidencia y encontró que el Tiranosaurio asesinado, era un miembro joven de la manada que estaba desafiando al Rey de la Selva, siendo este último quien lo mató al instante. Su cráneo se había dividido en dos, de forma muy extraña, que pudo haber sido causado por el gran golpe que recibió del otro Tiranosaurio.
El Dino Detective estaba casi seguro de su teoría, pero necesitaba una prueba contundente para acusar al Rey de la Selva del asesinato del joven Tiranosaurio.
De regreso en el laboratorio, analizando el cuerpo del Tiranosaurio con mucho detalle, el experto encontró pequeñas partículas de roca en la herida de cráneo.
– ¡Esto es sorprendente!, exclamó el Dino Detective. Estas partículas son de la misma roca que el territorio donde vive el Rey de la Selva.
Las pruebas no eran concluyentes, pero el Dino Detective intuyó que el responsable del asesinato era el tirano más temido de la selva.
Para confirmar su sospecha, regresó al pasado y dejó en el lugar del fósil un rastro de comida para atraer al Rey de la Selva hasta donde él estaba. Cuando el tirano apareció, el Dino Detective lo siguió de cerca, sin que este se percatara de su presencia.
Después de varias horas, el Rey de la Selva se detuvo a descansar en una cueva y el experto aprovechó el momento para investigar sus movimientos. En una de las paredes de la cueva, encontró una especie de jeroglífico tallado con la imagen de un Tiranosaurio siendo asesinado por otro igual de grande y peligroso.
– ¡Lo sabía! gritó el Dino Detective, emocionado por haber encontrando la evidencia definitiva.
Después de regresar a su tiempo y recopilar toda la información, presentó sus pruebas en una conferencia científica donde fue aclamado por su gran descubrimiento.
De esta forma, el Dino Detective demostró que, incluso en el mundo prehistórico, el crimen no sale impune. Su profundo conocimiento de la paleontología y su ingenio lo hicieron el mejor detective de todos los tiempos, y sus investigaciones sobre los dinosaurios no tienen rival. ¡Larga vida al Dino Detective!