El fantasma del viejo teatro de variedades

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El fantasma del viejo teatro de variedades
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El fantasma del viejo teatro de variedades. Érase una vez en un antiguo teatro de variedades que ya no funcionaba, vivía un fantasma. Este fantasma era el alma del famoso payaso que solía entretener al público con sus chistes y travesuras. Sin embargo, después de su muerte, las luces se apagaron y el teatro nunca volvió a abrir sus puertas.

Este fantasma del payaso estaba muy triste. Él extrañaba a los niños riendo y aplaudiendo sus travesuras en el escenario. Así que decidió hacer algo al respecto.

Cada noche, cuando el reloj del teatro daba las doce campanadas, el fantasma se paseaba por los pasillos y las butacas vacías del teatro. Se podía escuchar sus sollozos tristes y suspiros solitarios en el tejado.

Así pasaron los años y el teatro se convirtió en una ruina abandonada. Los vecinos del barrio decían que este lugar estaba embrujado y que nadie se atrevía a entrar después del anochecer.

Pero un día, un pequeño grupo de niños se aventuró en el teatro. No sabían nada sobre el fantasma del payaso, solo querían jugar y explorar el lugar. Rieron y gritaron mientras corrían por los pasillos polvorientos y sin vida.

Sin embargo, cuando comenzó a anochecer y el grupo de niños estaba a punto de irse, escucharon algo extraño. Un sonido muy leve de alguien llorando. De repente, las puertas del teatro se cerraron de golpe y una luz verde parpadeante iluminó el escenario.

Los niños se asustaron y comenzaron a temblar con terror. Pero pronto se dieron cuenta de que el fantasma del payaso estaba allí. Era él quien lloraba.

Al principio, los niños estaban asustados. Nunca antes habían visto un fantasma. Pero luego, uno de los niños más valientes levantó su mano y saludó al fantasma del payaso.

El fantasma se sorprendió al ver a los niños. No se asustó, sino que sonrió. Esta era la primera vez en muchos años que alguien había venido a visitarlo. Los niños le preguntaron si podían jugar con él en el teatro, y el fantasma les respondió que sí.

Así, el fantasma del payaso jugó con los niños durante toda la noche. Los hizo reír con sus travesuras, malabares y acrobacias. Desde ese día, todos los niños del vecindario venían al teatro en secreto, después del anochecer, para jugar con su nuevo amigo.

A partir de entonces, el teatro comenzó a renacer. Los niños ayudaron al fantasma del payaso a limpiar el lugar y ponerlo en orden. Comenzaron a tener fiestas de cumpleaños y eventos especiales en el teatro de variedades.

La gente del barrio estaba feliz de ver el antiguo teatro cobrar vida de nuevo. Los aplausos y risas volvieron a llenar las antiguas butacas de madera.

El fantasma del payaso estaba feliz de tener amigos y de seguir haciendo reír a los niños. Además, su felicidad era aún mayor porque finalmente logró cumplir su mayor deseo: volver a hacer lo que más le gustaba, que era hacer reír a los niños en un teatro de variedades.

Con el paso del tiempo, los niños crecieron y dejaron de ir al teatro. Pero el fantasma del payaso nunca los olvidaría. Los esperaría con las luces encendidas y la música alegre, para que en cualquier momento pudieran regresar y jugar con él.

Así que, si alguna vez pasas por un viejo teatro de variedades, recuerda que puede haber un fantasma viviendo allí. Si lo escuchas llorar, no te asustes. Tal vez solo esté triste porque extraña a los niños y quiere hacerlos felices. No tengas miedo y si eres valiente, saluda al fantasma del payaso, seguro te devolverá la saludo con una gran sonrisa y una travesura.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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