El fantasma de la estación espacial abandonada

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El fantasma de la estación espacial abandonada
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El fantasma de la estación espacial abandonada. Érase una vez una estación espacial abandonada en medio del universo. Era una enorme construcción metálica, pero estaba en desuso desde hacía tanto tiempo que nadie recordaba el motivo por el cual había sido construida. La estación gigante era oscura y tenebrosa. El silencio y la soledad que allí reinaban eran absolutos.

Los rumores sobre una criatura misteriosa que habitaba en la estación habían llegado a oídos de todos los viajeros y astronautas que pasaban por esa zona del universo. Se decía que se trataba de un fantasma, capaz de aparecer en cualquier momento en el interior de la estación y asustar a cualquiera que se encontrara allí. Pero como era de esperarse, la gente no creía mucho en ese tipo de historias.

Un día llegó a la estación una pequeña nave espacial tripulada por tres valientes astronautas. Ellos estaban en una misión de exploración y habían decidido investigar lo que había detrás de los rumores. Cuando llegaron, se encontraron con una estación gigante pero completamente desierta, no había nadie allí, ni siquiera un tornillo fuera de lugar.

Mientras se paseaban por los oscuros pasillos de la estación, uno de los astronautas decidió contar a los demás la historia que había oído sobre el fantasma de la nave. «No puedes estar hablando en serio», le dijo uno de sus compañeros, «los fantasmas no existen».

En ese momento, se oyó un ruido extraño proveniente de una de las habitaciones de la estación. Los tres astronautas, asustados por el ruido y por la historia que habían escuchado, se apresuraron hacia la sala de control. Pero cuando llegaron allí, no había nada raro por ver. Solo la oscuridad y el silencio de siempre.

De pronto, escucharon unos ruidos más intensos, venían de la habitación que tenían justo al lado. Los astronautas se miraron entre sí, y decidieron investigar lo que estaba sucediendo. Al momento de entrar, los tres quedaron boquiabiertos. En el centro de la sala se encontraba una persona, pero su figura era tan irreal que no podían creer que fuera real. Sus ojos brillantes, su piel blanca y su ropa oscura eran simplemente espeluznantes.

«¡Es el fantasma!», Gritó uno de los astronautas mientras corría hacia la salida, dejando a los demás atrás. Pero la persona de la sala se apresuró a hacerse notar, estirando los brazos y gritando. A los que quedaban en la habitación, les pareció que había venido a atacarlos.

Pero de pronto la figura desvaneció ante sus ojos. Los astronautas, sin saber qué hacer ni a dónde correr, quedaron allí atrapados en la estación espacial abandonada.

De repente, la voz de una niña resonó en los altavoces de la estación: «No temas, astronautas desconocidos, soy yo, Helena, una niña atrapada en la estación desde hace mucho tiempo. Me salvasteis del aburrimiento y la soledad … y del traje espacial, ¡superútil en este planeta! »

Los astronautas se quedaron perplejos. No podían creer que hubiera alguien más allí, y mucho menos que fuera una niña. Pero después de investigar un poco más, se dieron cuenta de que Helena había estado atrapada allí durante años, sin nadie que la ayudara a regresar a su planeta. La estación espacial había sido construida para realizar misiones de rescate de exploradores extraterrestres, pero fue abandonada y nunca se llevaron a cabo las operaciones.

Helena había sobrevivido solamente gracias a los suministros que había en la estación, y había aprendido a mantener los sistemas de la nave en funcionamiento. Pero estaba muy sola y aburrida. A los astronautas les pareció muy triste que una niña hubiera estado atrapada allí durante tanto tiempo, y se dispusieron a ayudarla.

Después de hacer algunos arreglos en la estación, manteniendo en marcha los sistemas necesarios, los astronautas partieron hacia su planeta, trayendo a Helena con ellos. Ella por fin pudo regresar a casa después de tantos años de soledad y atormentamiento. Pero antes de irse, les dijo a los astronautas que ella también había escuchado los rumores del fantasma, y que había decidido ir disfrazada para asustarlos un poco, porque le pareció divertido.

Todos se rieron juntos mientras volvían a su nave, contentos de haber conocido a la pequeña Helena y ayudarla a salir de allí. Y aunque la historia del fantasma había sido una broma, los astronautas nunca olvidarían la emocionante aventura que habían tenido en la estación espacial abandonada.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El fantasma de la estación espacial abandonada
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