El fantasma del antiguo orfanato. Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Rosedale, un antiguo orfanato. El orfanato se encontraba en un lugar muy alejado del pueblo y esta tan deteriorado que parecía un lugar abandonado.
Había una leyenda popular en el pueblo de que el lugar estaba encantado por el fantasma del antiguo dueño del orfanato. Según la leyenda, el hombre, que se llamaba Samuel, había sido un hombre muy malvado que trataba muy mal a los niños y niñas del orfanato. Pero, un día murió en circunstancias extrañas y se dice que su fantasma aún ronda por el lugar.
Un día, tres amigos, Lucas, Sofía y Marcos, decidieron explorar el lugar. A pesar de las advertencias de los adultos, los niños estaban decididos a descubrir si la leyenda sobre el fantasma era cierta.
Cuando llegaron al orfanato, lo encontraron en muy mal estado. Las ventanas estaban rotas y las paredes estaban llenas de grietas. La puerta estaba cerrada, pero Lucas logró abrirla con su cuchillo para cortar pan.
Dentro del lugar había sillones rotos y cubiertos de polvo, juguetes viejos y rotos desperdigados por todas partes. Los amigos recorrieron las habitaciones y pasillos, investigando cada rincón. Pero de repente, escucharon un ruido extraño y se dieron cuenta que uno de los juguetes comenzó a moverse solo.
Los niños empezaron a correr despavoridos, pero Sofía se tropezó con una de las paredes rotas y cayó al suelo. Para su sorpresa, vio una figura en la esquina de la habitación. Era el fantasma de Samuel, que apareció ante ella de repente.
Sofía estaba aterrorizada, pero se dio cuenta de que el fantasma no era peligroso. De hecho, les estaba pidiendo ayuda. El fantasma les explicó que en realidad él nunca maltrató a los niños y niñas del orfanato, sino que siempre intentó protegerlos. También les contó que una enorme tormenta había destruido el lugar hace muchos años, dejando a los niños huérfanos sin hogar.
El fantasma les pidió que reunieran a los habitantes del pueblo para restaurar el orfanato, para que los niños de la aldea pudieran tener un lugar seguro y feliz donde crecer. Los niños aceptaron el desafío y rápidamente reunieron a los pobladores de Rosedale.
La comunidad trabajó día y noche para restaurar el lugar, desde arreglar las paredes hasta plantar jardines y hacer nuevas camas para los niños. Durante sus labores vieron cosas extrañas, como herramientas que se movían solas, pero no podían saber si era el fantasma de Samuel o simplemente el viento.
Finalmente, después de muchos días de arduo trabajo, el orfanato estaba listo para ser inaugurado. Los habitantes del pueblo organizaron una gran fiesta para celebrar la apertura. Compraron regalos y juguetes nuevos para los niños, y también hicieron que un panadero local hornease un gran pastel.
El fantasma de Samuel también asistió a la fiesta de inauguración. Miró con alegría mientras los niños se divertían, riendo y jugando en los nuevos jardines del orfanato. Se sintió feliz al saber que su legado estaba en buenas manos.
Los niños de Rosedale ahora tenían un hogar seguro, gracias al trabajo de los habitantes del pueblo y la ayuda del fantasma del antiguo orfanato. Y cuando la noche cayó, el fantasma se desvaneció en la oscuridad, sabiendo que finalmente podía descansar en paz.
