El misterio del fantasma de la torre encantada. Érase una vez en un pequeño pueblo, rodeado de montañas y bosques, una torre encantada que estaba abandonada desde hacía muchos años. La torre era conocida por su misterio, ya que mucha gente había visto un fantasma merodeando por ella.
Los niños del pueblo se contaban historias y leyendas sobre la torre, y todos querían averiguar qué había dentro y quién era el fantasma que la habitaba. Un día, un grupo de niños decidió aventurarse a explorar la torre encantada.
Los niños se acercaron a la entrada y comenzaron a escuchar extraños ruidos que venían del interior. Finalmente, decidieron entrar y lo que encontraron los dejó sin habla.
La torre estaba llena de telarañas y polvo, pero lo que llamó la atención de los niños fue una extraña figura blanca que se movía por la habitación. El fantasma parecía estar buscando algo con desesperación.
Uno de los niños, llamado Pedro, se acercó al fantasma y le preguntó por qué estaba allí. El fantasma no respondió, pero Pedro notó que llevaba un papel en su mano.
Pedro le arrebató el papel al fantasma y lo leyó en voz alta: «Si buscas el tesoro, busca en el lugar más oscuro de la torre». El grupo de niños estaba emocionado por la posibilidad de encontrar un tesoro en la torre, pero no sabían dónde buscar.
Finalmente, decidieron buscar en el lugar más oscuro de la torre. Descubrieron una puerta cerrada y empezaron a buscar una llave. Después de mucho buscar, encontraron una pequeña llave oxidada debajo de una mesa.
Cuando abrieron la puerta, vieron una habitación oscura y fría. Usaron sus linternas para iluminar el lugar, y allí estaba el tesoro. Era una caja de madera.
Dentro de la caja había monedas de oro y joyas brillantes. Los chicos estaban tan emocionados que empezaron a saltar y gritar de alegría.
Entonces, uno de los niños se dio cuenta de que el fantasma había desaparecido. Miraron a su alrededor, pero no pudieron encontrarlo. Nadie sabía adónde se había ido.
Los niños estaban tan contentos con su descubrimiento que decidieron dar un pequeño paseo por el pueblo para enseñar el tesoro a todos los habitantes.
Cuando llegaron a la plaza central, se encontraron al alcalde del pueblo, que les preguntó por qué estaban tan contentos. Los niños le contaron todo lo que habían descubierto, incluyendo la existencia del fantasma.
La noticia de la torre encantada y el tesoro se extendió como un reguero de pólvora por todo el pueblo. Todos querían visitar la torre y ver el fantasma por ellos mismos.
Pero a medida que más y más personas visitaron la torre, el fantasma dejó de aparecer. En su lugar, apareció una nota en la que se leía: «Gracias por encontrar mi tesoro. Ahora puedo descansar en paz».
Los niños estaban contentos de haber encontrado el tesoro y haber ayudado al fantasma a descansar en paz. Desde entonces, la torre encantada dejó de ser un lugar misterioso y oscuro, y se convirtió en uno de los lugares más visitados del pueblo. Los niños habían descubierto su propio tesoro, la aventura y el valor de la amistad.


