La búsqueda del fantasma de la montaña nevada. Érase una vez en un pueblo rodeado por montañas nevadas, había un rumor sobre un fantasma que habitaba en lo más alto de la montaña conocida como la montaña nevada. Se decía que el fantasma podía conceder cualquier deseo que le pidieras, pero nadie había sido lo suficientemente valiente para subir a la cima y buscar al fantasma.
Un día, un grupo de amigos decidió aventurarse y subir hasta la cima de la montaña para encontrar al fantasma. Había cinco amigos en total: Lucas, Nicolás, Ana, Sofía y Luis, y cada uno tenía su propia razón para querer encontrar al fantasma. Lucas quería pedirle al fantasma que le ayudara a encontrar las llaves del auto de su papá que había perdido, Nicolás quería pedirle al fantasma que le ayudara a conseguir el puesto de capitán en su equipo de fútbol, Ana quería pedirle al fantasma que le ayudara a conseguir una buena calificación en su examen de matemáticas, Sofía quería pedirle al fantasma que le diera el valor para hablar con el chico que le gustaba, y Luis quería pedirle al fantasma que le ayudara a encontrar su pelota que había perdido.
Los cinco amigos se prepararon para su aventura, se aseguraron de llevar agua, comida y ropa abrigada. Comenzaron a subir por el sendero de la montaña, el caminar fue difícil ya que la nieve les dificultaba el camino. Después de un rato de caminar, se encontraron en una zona apartada de la montaña en donde se oían sonidos extraños, como si algo estuviera moviéndose detrás de ellos.
De repente, de entre los árboles apareció una figura blanca que parecía un fantasma, pero era tan solo un perro muy grande con un pelaje blanco. Los amigos se dieron cuenta de que el perro estaba herido y necesitaba ayuda, así que lo curaron y le dieron de comer un poco de su comida. El perro, agradecido, decidió unirse al grupo y seguirlos en su búsqueda del fantasma.
Después de varias horas, los cinco amigos finalmente llegaron a la cima de la montaña y ahí se encontraron con el fantasma de la montaña nevada. El fantasma tenía aspecto humano pero estaba cubierto por una niebla blanca que lo hacía parecer un ser mágico. Los amigos se dieron cuenta de que no deberían de tenerle miedo al fantasma, así que le contaron cada uno sus deseos.
El fantasma les escuchó con atención y luego les dijo: «No puedo concederles los deseos que me piden, pero puedo ayudarlos a encontrar las respuestas para lograr cada uno de sus deseos». De repente, una tormenta de nieve comenzó a formarse y los cinco amigos se sintieron asustados.
El perro mágico se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y empezó a ladrar con fuerza. Entonces, el perro mágico comenzó a transformarse en una especie de hada de la nieve que los protegía de la tormenta. El hada los guió a través de la nieve y los llevó a una cueva donde encontraron todas las respuestas que necesitaban para cumplir sus deseos.
Lucas encontró las llaves del auto de su papá en la cueva, Nicolás se dio cuenta de que el verdadero capitán del equipo debía ser su amigo y no él, Ana aprendió cómo resolver el problema de matemáticas, Sofía encontró la fuerza para hablar con el chico que le gustaba y Luis encontró su pelota en un rincón de la cueva.
Los amigos se dieron cuenta de que, una vez que se les habían dado las respuestas, no necesitaban realmente de la ayuda del fantasma. El poder había estado dentro de ellos todo el tiempo.
De regreso a su pueblo los amigos entendieron que, aunque el fantasma era una leyenda popular, no necesitaban de él para cumplir sus deseos, porque habían descubierto que la solución estaba en ellos. Ahora, cada vez que subían a la montaña, se sentían afortunados por haber encontrado al perro mágico que los ayudó en su aventura y por haber encontrado la sabiduría necesaria para ver que podían conseguir todo lo que quisieran a través de su propio esfuerzo y perseverancia. Y así, vivieron felices para siempre.
