El Perrito de la Cima del Volcán. Érase una vez un perrito pequeño y peludo que vivía en la cima de un volcán. El Perrito de la Cima del Volcán era un perro muy feliz y juguetón que tenía un gran corazón y le encantaba hacer amigos nuevos. Además, era muy valiente y nunca le tenía miedo a nada.
Un día, mientras corría por las rocas del volcán, escuchó un sonido extraño que venía del bosque cercano. Decidió ir a investigar y encontró a una pequeña ardilla que se había quedado atrapada en una rama.
– ¡Ayuda, ayuda! – gritaba la ardilla.
Rápidamente, el Perrito de la Cima del Volcán corrió hacia ella y sin pensarlo dos veces, empezó a morder la rama para liberarla. Con mucho esfuerzo, lo logró y la ardilla le agradeció emocionada.
– ¡Muchas gracias, Perrito de la Cima del Volcán! Eres muy valiente y amable.
El perrito sonrió contento y siguió su camino. Pero, mientras caminaba rumbo a su hogar, se encontró con un conejito perdido que estaba asustado y confundido.
– ¿Puedes ayudarme, Perrito de la Cima del Volcán? Me perdí y no sé cómo llegar a casa – dijo el conejito.
– Claro que sí, no te preocupes. Te llevaré a casa -respondió el Perrito de la Cima del Volcán con una sonrisa.
Así, el Perrito de la Cima del Volcán decidió acompañar al conejito de vuelta a su casa en medio del bosque. Cuando llegaron, el conejito se despidió agradecido y el Perrito de la Cima del Volcán volvió a su hogar en la cima del volcán.
Llegando allí, encontró a su amigo el Halcón observando la puesta de sol desde una gran roca.
– ¡Hola, Perrito de la Cima del Volcán! ¿Cómo estás hoy? – dijo el halcón.
– ¡Muy bien! Acabo de ayudar a una ardilla que estaba atrapada y a un conejito perdido -respondió el Perrito de la Cima del Volcán con alegría.
– Eres todo un héroe – dijo el Halcón sonriendo.
Y así, el Perrito de la Cima del Volcán se convirtió en el héroe de la cima del volcán y del bosque cercano. Todos los animales le querían, le agradecían y le pedían ayuda siempre que lo necesitaban, y el Perrito de la Cima del Volcán siempre estaba feliz de ayudar.
Un día, mientras jugaba en el volcán, encontró a un zorrito muy asustado y triste que lloraba desconsolado. Quiso acercarse a él para preguntarle qué pasaba y descubrió que se había perdido y no sabía cómo volver a casa.
– No te preocupes, yo te ayudaré – respondió el Perrito de la Cima del Volcán.
Y así, iniciaron una larga caminata por el bosque en busca del hogar del zorrito. Pasaron por ríos, cuevas y montañas, pero el Perrito de la Cima del Volcán no se dio por vencido hasta que encontró la casa del zorrito.
– ¡Lo logramos! – gritó emocionado.
El zorrito lo abrazó y le dio las gracias de todo corazón.
– Eres el mejor amigo que alguien puede tener, Perrito de la Cima del Volcán.
En ese momento, el Perrito de la Cima del Volcán sintió que su corazón se llenaba de amor y alegría. Sabía que hacer felices a los demás era lo que más lo hacía feliz a él.
Desde ese día en adelante, el Perrito de la Cima del Volcán se convirtió en el mejor amigo de todos los animales del bosque. Era una pequeña pero poderosa fuerza que siempre ayudaba y hacía el bien. Y aunque no era el animal más grande, ni el más fuerte, tenía el corazón más grande y eso es lo que lo hacía verdaderamente especial.
Así termina el cuento del Perrito de la Cima del Volcán, un héroe con un corazón de oro que siempre ayudó a los que más lo necesitaban. Y aunque era muy pequeño, su valentía, amabilidad y perseverancia lo llevaron a ser un gran amigo de todos los animales del bosque.