El Monstruo del Río de la Muerte Eterna

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El Monstruo del Río de la Muerte Eterna
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El Monstruo del Río de la Muerte Eterna. Érase una vez en un pequeño pueblo cerca de un gran río, vivía un monstruo que se escondía en las profundidades de sus aguas. Este monstruo era tan temido que nadie se atrevía a acercarse a su territorio. Los habitantes del pueblo lo llamaban el Monstruo del Río de la Muerte Eterna porque se decía que quien se atrevía a acercarse a él, nunca volvía a salir con vida.

Un día, un niño aventurero llamado Lucas, decidió desafiar al Monstruo del Río de la Muerte Eterna y ver si realmente era tan peligroso como afirmaban. Lucas era un niño muy valiente y curioso, no le importaba arriesgar su vida para descubrir algo nuevo. Así que, decidido, se puso sus botas, tomó su mochila y emprendió su camino hacia el río.

Cuando llegó al río, el niño se asomó a las cristalinas aguas y no vio nada fuera de lo normal. Pero sabía que el monstruo se escondía justo en el fondo, así que decidió aventurarse en el agua. Avanzó poco a poco, sentía el agua fresca en su cuerpo y miraba hacia abajo para intentar ver al Monstruo del Río de la Muerte Eterna.

De repente, algo comenzó a moverse debajo de sus pies; era el monstruo que se acercaba a él con sus afiladas garras y su aliento pestilente. Lucas intentó salir del agua, pero el monstruo lo atrapó y comenzó a arrastrarlo hacia el fondo del río.

Mientras era arrastrado, Lucas se dio cuenta de que estaba en peligro de muerte. Pero su valentía no lo abandonó en ningún momento, y en un acto de desesperación, sacó un trozo de queso de su mochila y se lo ofreció al monstruo. El monstruo, quien nunca antes había probado el queso, lo dejó en paz y comenzó a comer el delicioso manjar mientras Lucas aprovechó la oportunidad para escapar.

Así, Lucas desafió al Monstruo del Río de la Muerte Eterna y logró engañarlo gracias a su astucia y valor. Desde ese momento, Lucas se convirtió en un héroe para los habitantes del pueblo, quienes nunca habían visto a nadie enfrentarse al peligroso monstruo del río.

Lucas volvió al río muchas veces, pero siempre fue más cauteloso y se aseguró de tener algunos trucos bajo la manga por si el monstruo volvía a atacarlo. Sin embargo, el Monstruo del Río de la Muerte Eterna nunca volvió a molestar a nadie, tal vez se cansó de su solitaria existencia, o tal vez había encontrado un nuevo pasatiempo: disfrutar del queso que le regalaba su valiente amigo Lucas.

Desde entonces, la gente del pueblo no tenía miedo de acercarse al río, y todo gracias a la valentía y astucia de un niño que desafió al Monstruo del Río de la Muerte Eterna.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
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