El Monstruo de la Montaña de la Desesperación. Érase una vez una montaña llamada «La Montaña de la Desesperación». Era una montaña muy alta y escarpada que se encontraba en medio de un oscuro y tenebroso bosque. La gente decía que nadie se había aventurado a subir a la cima de la montaña porque allí habitaba un monstruo terrible, un monstruo que devoraba a todos aquellos que se atrevían a acercarse a su cueva.
Un día, un grupo de valientes exploradores decidieron subir a lo alto de la montaña. Tomaron sus mochilas llenas de provisiones y sus cuerdas de escalada y empezaron la difícil tarea de escalar la montaña. A medida que subían, el clima se volvía más frío y la niebla se hacía cada vez más espesa. Pero con determinación, los exploradores continuaron su camino.
Finalmente, llegaron a la cueva del monstruo. La cueva era grande y oscura, y se podía oír un extraño ruido que venía del fondo. Uno de los exploradores decidió acercarse para ver qué era lo que se oía. Entonces, el monstruo apareció de repente, con sus afilados dientes y sus garras largas y filosas. Los exploradores trataron de huir, pero el monstruo los alcanzó rápidamente y los atrapó con sus poderosas manos.
Los exploradores se dieron cuenta de que estaban en graves problemas. Pero uno de ellos, llamado Juan, recordó haber leído sobre un antiguo hechizo que podía detener al monstruo. Consultó rápidamente sus notas y, con una gran dosis de suerte, encontró las palabras mágicas necesarias. Con una voz fuerte y clara, Juan comenzó a recitar el hechizo.
Para su sorpresa, el monstruo comenzó a temblar y a temblar cada vez más fuerte, hasta que finalmente se derrumbó en el suelo, inmóvil. Los exploradores se quedaron boquiabiertos al ver al monstruo inerte, sin saber qué hacer. Sin embargo, pronto descubrieron que el hechizo no había matado al monstruo, sino que lo había transformado.
El monstruo ahora era una montaña de roca y piedra grisácea. Los exploradores se sorprendieron al ver que ahora podían subir y bajar por la montaña sin temor a ser devorados por la bestia. También descubrieron que en la cima de la montaña, había un gran tesoro que estaba escondido allí desde hacía mucho tiempo. Fue una gran sorpresa para ellos, ya que no habían venido buscando riquezas, sino que simplemente querían vencer sus miedos.
Los exploradores se regocijaron, felices de haber encontrado la solución al problema del monstruo de la montaña. Y a medida que bajaban, se dieron cuenta de que la montaña ahora era un hermoso lugar lleno de joyas y tesoros, y que la gente podría visitarla libremente sin temor a encontrarse con el monstruo.
Aquellos que subieron a la montaña para visitarla regresaron con historias y leyendas sobre el monstruo que había habitado allí. Pero ya no era una historia de temor y miedo, sino una historia de valentía y descubrimiento. Gracias a Juan, los exploradores habían encontrado el coraje para enfrentarse al monstruo de la montaña y habían sido recompensados con un tesoro valioso que nunca habrían imaginado encontrar.
Desde entonces, la montaña es conocida como «La Montaña de la Valentía». Y todos los que escuchan la historia de la transformación del monstruo se inspiran para enfrentar sus propios temores y superar los obstáculos que se les presentan en la vida.
