El Monstruo del Lago Encantado

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El Monstruo del Lago Encantado
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El Monstruo del Lago Encantado. Érase una vez, en un pueblo cerca de un lago, vivía una pequeña niña llamada Ana. Ana era una niña muy curiosa que le encantaba explorar el bosque y descubrir nuevos lugares. En una de sus aventuras, llegó hasta el Lago Encantado, un lugar misterioso que estaba rodeado por un halado espeso y oscuro.

Ana se acercó al lago y vio algo que nunca había visto antes. En el centro del lago, había una pequeña isla y en ella, había una cueva. Ana, sin miedo, decidió explorar la cueva. Pero al entrar, escuchó un ruido extraño y vio unos ojos brillantes que la miraban fijamente. Ana no pudo moverse del susto, pero luego se dio cuenta de que era sólo un animalito, así que siguió su camino.

Al caminar dentro de la cueva, Ana encontró un antiguo grabado en la pared que representaba a un monstruo gigante saliendo del lago. El grabado le daba un gran miedo, pero no pudo resistirse a la curiosidad y decidió seguir explorando.

Pero mientras avanzaba, escuchó un sonido que parecía un rugido. De repente, vio una sombra que se movía en la oscuridad. Escuchó unos pasos pesados y se asustó mucho más.

La sombra se acercó a ella y, de repente, apareció el Monstruo del Lago Encantado, un enorme y peludo ser con dientes afilados y garras afiladas.

Ana corrió para tratar de escapar, pero el Monstruo se acercaba cada vez más y más. Ana estaba asustada pero, de repente, recordó algo importante que su abuelita le había dicho: «La mejor manera de escapar de un monstruo es enfrentarse a él».

Así que Ana se detuvo y miró fijamente al Monstruo, sin temor. El Monstruo la miró fijamente, y Ana pudo notar que había algo diferente en su mirada. Parecía triste y solitario.

Ana se acercó al Monstruo y le preguntó por qué estaba tan triste. El Monstruo comenzó a hablar y le contó que la gente lo había evitado por años, que nunca había tenido amigos y que se sentía muy solo.

Ana sintió compasión por el Monstruo y decidió ayudarlo. Juntos, comenzaron a explorar el lago, a jugar juntos y a construir una casa en la cueva que se hizo en su hogar. Poco a poco, la gente comenzó a ver al Monstruo como un ser amable, y dejaron de temerle.

Finalmente, el Monstruo del Lago Encantado había encontrado un amigo de verdad. Ana había descubierto que a veces lo que parece peligroso y aterrador, puede esconder una gran lección y una gran amistad.

Desde entonces, Ana visitaba a su amigo el Monstruo todos los días para jugar y divertirse. Juntos, recorrían el lago en busca de nuevos amigos, y siempre mantenían un lugar especial en sus corazones para aquellos que un día sintieron miedo. Así fue como la valentía y el amor por la diferencia se hicieron latentes en el corazón de Ana, y cómo el Monstruo del Lago Encantado, finalmente encontró el amor y la amistad que tanto había estado buscando.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Monstruo del Lago Encantado
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