El Búho en el Reino de las Hadas

Tiempo de lectura: 5 minutos

El Búho en el Reino de las Hadas
¿PREFIERES UN AUDIOCUENTO?

Si prefieres, puedes escuchar el cuento mientras haces otras tareas

El Búho en el Reino de las Hadas. Érase una vez en el Reino de las Hadas que una joven y hermosa hada llamada Esther se encontraba muy desalentada. De repente, comenzó a contemplar sus alas blancas y esponjosas, y se percató de que habían perdido todo su resplandor y belleza, lo que la hacía sentir triste y fea.

Esther decidió salir de su casa y comenzó a andar por los caminos del Reino de las Hadas en busca de una solución para su problema. Durante su caminata, encontró a un Búho sabio y sabía que él sería capaz de ayudarla.

Después de explicarle sus problemas al Búho, él le sugirió un plan. «Deberías visitar al Fénix, sin duda él tendrá una respuesta para ti, le dijo. «Está durmiendo en la cima de la Montaña del Sol, pero deberías visitarlo antes de que despierte».

Esther, emocionada por tener una solución, decidió comenzar un viaje a la Montaña del Sol. La cautivante y hermosa vista de todo lo que encontró en su recorrido la llevó a mantener una actitud positiva ante la adversidad.

Después de haber caminado muchos kilómetros, finalmente llegó a la cima de la Montaña del Sol, donde encontró al Fénix dormido.
Esther lo llamó, pero el Fénix no contestó. Entonces, decidió buscar otra forma de despertarlo. Preguntó a los demás animales que se encontraban en la cima de la Montaña, pero ninguno de ellos le ofreció una respuesta.

Fue entonces cuando se le ocurrió iniciar una danza alrededor del Fénix. Con suaves movimientos, Esther comenzó a danzar alrededor del pájaro mitológico y, de repente, se levantó.

«¿Qué necesitas, pequeña Hada?», el Fénix preguntó, sorprendido por la perseverancia de la joven.

Esther explicó su situación, mientras le mostraba sus alas descuidadas y feuchas. «No me siento hermosa y brillante como antes. ¿Podrías ayudarme?».

El Fénix contestó. «Esto se debe a que te has olvidado de algo muy importante».

Desconcertada, Esther preguntó: «¿De qué se trata?»

El Fénix la miró con ternura y dijo: «Te has olvidado de amigarte contigo misma, Hada».

Entonces, el Fénix contó su historia. Hace muchos años, era un ave arrogante y prepotente. Creía que era mucho más importante que cualquier otro individuo en el Reino. Pero un día, se dio cuenta de que, en lugar de ser un buen líder, había perdido a sus amigos y a su familia.

A partir de ese momento, decidió comenzar una auto-búsqueda que lo llevó a descubrir que la verdadera belleza reside en el amor y el cuidado de uno mismo. Desde entonces, nunca ha dejado de recordarlo. El Fénix sabía que para Esther lo importante era aceptarse a sí misma y sentirse amada por quién era.

Esther reflexionó profundamente sobre las palabras del Fénix. De repente, recordó cuántas veces había sido dura consigo misma. Cuántas veces había estado molesta consigo misma por no ser perfecta o no hacer las cosas de la manera que se suponía que debía hacerlas.

Esther decidió entonces que cedería y amaría su propia apariencia, con sus colores apagados y agrisados. Decidió, de ahí en adelante, empezar a cuidarse, disfrutando de la danza, cantando, y todo lo que la hacía feliz.

Después de unos días allí, sucedió algo mágico. Esther, con cada pensamiento positivo que tenía, con cada movimiento que hacía, con cada instancia de cuidado que se dedicaba, sentía que su cuerpo y sus alas estaban recuperando su brillo y esplendor. Comenzó a ver su belleza interior reflejada en el brillo de sus alas.

Esther regresó al Reino de las Hadas, llena de vida, orgullo y felicidad en su cuerpo y alma. Los demás seres del Reino la veían diferente: “¡Qué hermosa se ve!” se decían el uno al otro. Pero lo que era aún más importante para Esther era que se sentía feliz y satisfecha con ella misma.

Un día, en una limpia y clara mañana sobre el Valle de las Flores, Esther volaba con sus amigas, gozando de su arribada, cuando se encontraron con un grupo de hadas que estaban muy tristes.

Entonces, Esther les preguntó qué sucedía. «Perdimos nuestra belleza al trabajar mucho y no prestar atención a nuestros cuerpos», dijeron con lágrimas en sus ojos.

Esther sabía exactamente cómo ayudarlas a sentirse mejor, y compartió la historia del Fénix con ellas. Cuando lo entendieron, algo mágico sucedió. Sintieron cómo sus cuerpos adquirían de nuevo una belleza natural, apreciando lo que ellas eran, así como también disfrutando de lo que hacían.

Desde entonces, cada vez que una hada se siente fea o insegura, se recuerda a sí misma: «Soy parte de este bello Reino. Soy hermosa en todos mis colores y aspectos. Me amo a mi misma y me cuido». Y en ese momento, algo mágico sucede.

Con su sabiduría y bondad, Esther había ayudado a recordar esa verdad a todos en el Reino. Y de esa forma, se llevaban felicidad a sí mismos, mientras la traían alrededor de ellos.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.
El Búho en el Reino de las Hadas
¿Te ha gustado «El Búho en el Reino de las Hadas»?
¡Compártelo con tus amigos!
Facebook
Twitter
Pinterest
WhatsApp
Email
Imprimir