La fiesta del unicornio en el bosque encantado. Érase una vez un bosque encantado, lleno de criaturas mágicas y seres fantásticos. En ese bosque, había una fiesta muy especial… la fiesta del unicornio.
Todos los años, los unicornios de ese mágico lugar se reunían para festejar y compartir sus historias. Los unicornios eran animales muy hermosos, con pelaje blanco, crines largas y cuernos dorados. Se movían con gracia y su presencia iluminaba el bosque. Los árboles del bosque se vestían con sus colores más vivos y los pájaros cantaban sus mejores melodías.
Los unicornios de la fiesta eran muy amigables, así que ellos aceptaban con gusto la compañía de los demás seres mágicos del bosque. Incluso los trolls más fieros se acercaban a felicitarlos y compartir una noche mágica.
Este año, la fiesta del unicornio era más grande que nunca, ya que se celebraba el cumpleaños número cincuenta de uno de los unicornios más sabios del bosque, aquel que había sido el guía y protector de los demás desde pequeño.
La fiesta del unicornio comenzó al atardecer, con la llegada de un arco iris brillante que inundó el bosque de colores. Los unicornios se presentaron relinchando y saltando. Sus crines agitándose al viento, mientras sus cuernos brillaban y titilaban.
Los demás seres mágicos del bosque, también se mostraron contentos en esa noche especial. Las hadas habían colocado luces por todo el bosque y las mariposas adornaron la zona con sus preciosos vestidos.
La comida y la bebida para la fiesta de cumpleaños de unicornio eran muy especiales. Los seres mágicos habían preparado un gran banquete, lleno de dulces y golosinas. Había pastelitos de arándanos, galletas de chocolate, zarzaparrilla, manzanas del bosque y más.
La música comenzó a tocarse y los unicornios comenzaron a bailar. Ellos eran muy habilidosos y sus saltos y movimientos eran un espectáculo impresionante para los otros seres mágicos.
Mientras tanto, los trolls se acercaron a la orilla del río, creando una mesa con las rocas del río para disfrutar de su comida y bebida. Los duendes regresaron a sus hogares forrados de hojas para preparar sus hogares para la noche. Los inquietos zorrillos se dieron a la tarea de repartir galletas y pastelitos entre todos los presentes.
Una brisa suave soplaba por el bosque en un clima agradable. Los unicornios y los demás seres mágicos se recuperaron del movimiento y descansaron en una noche de ensueño.
De repente, un ruido extraño comenzó a sonar, nadie en el bosque sabía qué era, así que los unicornios y los seres mágicos se asustaron. Por supuesto, no había nada que temer, era simplemente uno de los pequeños insectos del bosque que había volado sobre uno de los recipientes de comida.
Todo volvió a la normalidad, y la música comenzó de nuevo, pero la noche en el bosque encantado todavía deparaba nuevas sorpresas.
De pronto, uno de los unicornios levantó una pata y llamó la atención de todos los presentes. Era un unicornio muy sabio, que había vivido por largo tiempo en el bosque encantado. Se acercó con un pergamino en las manos y les habló a los demás seres mágicos.
-Noble unicornio… -comenzó a decir con voz emocionada- este pergamino es un mapa que he hallado, en su interior se encuentra el camino para llegar a una isla flotante donde se cree que existe un tesoro mágico, un tesoro que podría ayudarnos a mantener el equilibrio en el bosque, pero para esto debemos unir nuestros esfuerzos.
Los unicornios y los demás seres mágicos se sintieron muy emocionados al escuchar aquello, pero al mismo tiempo un poco temerosos. ¿Cómo podrían encontrar esa isla? ¿Sería seguro ir allí?
En un acto de valentía y determinación, un joven unicornio se ofreció a liderar la expedición hacia la isla flotante. Todos lo miraron con admiración y esperanza.
Los unicornios y los demás seres mágicos se prepararon para la gran expedición. Cargaron sus provisiones y se aseguraron de llevar todo lo que necesitarían. El joven unicornio, con el mapa en la mano, los guió hacia la aventura.
El camino que debían recorrer era muy complicado, lleno de obstáculos y pruebas. Pero los seres mágicos del bosque encantado se unieron y pusieron sus habilidades y conocimientos de manera conjunta, para superar cada reto.
Por fin, llegaron al lugar que señalaba el mapa. Era una isla flotante, del tamaño de una casa pequeña, rodeada de una nube que despedía una luz dorada y cálida.
La isla flotante era hermosa. Tenía árboles, flores y aves, y en su centro había una gran roca que brillaba como el sol.
Los unicornios y los demás seres mágicos comenzaron a explorar, sin embargo, algo extraño comenzó a suceder.
La isla entera, comenzó a temblar, como si algo se estuviera despertando de un largo sueño profundo. De pronto, la roca comenzó a moverse, y comenzaron a escuchar una voz misteriosa.
«Gracias por haberme encontrado», dijo la voz, «Soy el espíritu del bosque encantado, y he estado esperando durante mucho tiempo a que alguien me encuentre, para compartir mi magia con los seres mágicos del bosque. Los invito a todos a unir fuerzas y mantener el equilibrio en el bosque encantado, para que la magia y la harmonía se mantengan por siempre en este lugar».
Los unicornios y los demás seres mágicos del bosque encantado se dieron la mano, unidos ante esta nueva promesa. Juntos, crearon un gran círculo de magia, y prometieron proteger el bosque para siempre.
La isla flotante se desvaneció y los seres mágicos del bosque encantado regresaron a su hogar con un gran tesoro en sus corazones, la magia. El bosque encantado brillaba con más fuerza, y la música y la danza continuaron, pero ahora con un nuevo sentido.
La fiesta del unicornio continuó hasta el amanecer, llena de magia, aventuras y nuevos amigos. Y esa noche, el bosque encantado fue bendecido con una nueva promesa y un nuevo equilibrio.
El bosque encantado vivirá para siempre, gracias al compromiso y la unión de sus seres mágicos. Los unicornios, los duendes, las hadas, los trolls, los zorillos, las mariposas… todos juntos, trabajando y protegiendo su hogar.


