El unicornio y el sapo mágico. Érase una vez un unicornio llamado Amelio que vivía en el bosque encantado. Amaba correr por la pradera y saltar sobre los arroyos de cristal. Sin embargo, había un problema que lo molestaba. A menudo, se sentía solo, ya que no había nadie con quien pudiera hablar. Amelio quería hacer amigos, pero no podía encontrar a nadie con quien pudiera compartir sus aventuras.
Una mañana, mientras trotaba por el bosque, notó algo extraño. Había un sapo grande y verde en el camino, saltando de roca en roca. Amelio detuvo su carrera y se acercó al sapo.
«¡Hola!» Dijo Amelio. «Me llamo Amelio. ¿Cómo te llamas?»
«Hola, soy Pancho el sapo», respondió el sapo. «¿Qué estás haciendo por aquí, Amelio? Los unicornios no suelen estar en esta zona».
«Corría un poco y vi que estabas saltando. Pensé que podríamos ser amigos». propuso Amelio
«¡Genial!» Exclamó Pancho, saltando emocionado. «Me gustaría ser tu amigo».
Desde ese día, Amelio y Pancho se volvieron inseparables. Los pasaron juntos en el bosque encantado explorando sus secretos. Pasaron horas saltando por los arroyos y descubriendo nuevas rutas en el bosque. A veces se subían en un árbol y miraban la luna llena juntos.
Un día, mientras exploraban una parte desconocida del bosque, escucharon el canto de un pájaro extraño. No habían oído este sonido antes, y les interesó. Decidieron seguir el sonido y ver de qué se trataba.
Finalmente, llegaron a una laguna en un claro dentro del bosque. En el centro de la laguna había un lirio gigante con un brillo mágico en su interior. Los pájaros que volaban por encima cantaban en armonía con su luz mágica.
«¡Es hermoso!» Dijo Amelio, asombrado. «Eso es lo más hermoso que he visto en toda mi vida».
«¡Woah!» exclamó Pancho, con los ojos bien abiertos. «Debemos tener cuidado. Hay algo mágico en este lirio «.
«¿Mágico?» Preguntó Amelio, confundido.
«Sí. Es una fuente mágica de ilusión. Debe guardarse bien para que no caiga en las manos equivocadas», explicó Pancho.
Los dos amigos se sentaron en el borde de la laguna, observando el lirio y reflexionando sobre su significado.
«¿Qué deberíamos hacer?» Preguntó Amelio, preocupado.
«Deberíamos informar a la guardiana del bosque», respondió Pancho.
Así que los dos amigos buscaron al guardián del bosque, una sabia lechuza, que estaba durmiendo en una rama.
«¿Qué les trae aquí amigos?» Preguntó la lechuza.
«Hay un lirio mágico en un claro cerca de la laguna. Creo que debemos protegerlo», dijo Amelio.
«Gracias por traer esto a mi atención», respondió la lechuza. «Se los agradezco. Dejaré que los guardaparques se encarguen de él y aseguraré que no le suceda nada a la laguna «.
Amelio y Pancho se retiraron, seguros de que habían hecho lo correcto. Continuaron su exploración del bosque encantado, pero esta vez con un nuevo sentido de responsabilidad hacia él.
A medida que pasaban los días, su amistad se fortaleció aún más. Los dos amigos se apoyaban mutuamente y compartían todo. Sin embargo, un día, mientras trotaban por el bosque, vieron a un grupo de duendes que huían de algo aterrorizados.
«¿Qué sucede?» Preguntó Amelio.
«¡Hay un monstruo aterrador en el bosque! Quiere devorarnos a todos «, gritó un duende.
«¡Tenemos que informar esto también!» Dijo Pancho decidido.
Así que, los dos amigos buscaron a la guardián del bosque y le contaron lo que habían visto.
«Tenemos que hacer algo antes de que lastime a alguien», informó Amelio.
La sabia lechuza se sentó quieta por un momento, considerando lo que habían dicho sus amigos.
«Creo que este monstruo podría ser un trol que ha venido de otro reino. Sabemos que los trols son inofensivos, pero si este viene de otro sitio, podría ser peligroso para otros habitantes en nuestro bosque. ¿Podrían dirigirse al reino al que este trol pertenece y averiguar más sobre él?» Preguntó la guardiana del bosque.
Ambos amigos se vistieron con sus mejores arneses y comenzaron su aventura. Después de unas horas de caminar juntos, llegaron al reino de los trols. Preguntaron al rey trol si alguno de sus trols había salido del reino y si podía ayudarlos a identificar al monstruo que perseguían.
El rey trol explicó que había un trol rebelde que había escapado de su reino porque no quería seguir las reglas. Dijo que se había vuelto loco y que podría estar persiguiendo a otros habitantes en el bosque.
Amelio y Pancho regresaron al bosque encantado y le dijeron a la guardiana del bosque lo que el rey trol había contado.
«Creo que sabemos quién es el monstruo. Deberíamos intentar traerlo a casa y hacer que vuelva a ver la razón», dijo Pancho.
«Un buen plan, amigos. Quizás pueda ir a buscar ayuda mientras lo llevan a casa», explicó la guardiana para darles una mano.
Finalmente, los amigos encontraron al trol y lo convencieron de regresar a casa. La guardiana del bosque se aseguró de que el trol volviera con sus amigos de una manera segura. Amelio y Pancho estaban muy felices de haber ayudado a proteger el bosque encantado y hacer nuevos amigos.
Desde entonces, se les conocía como los héroes del bosque, siempre listos para proteger a sus amigos y su hogar. Amelio finalmente había encontrado el sentido de comunidad que había buscado toda su vida, y nunca más se sintió solo en su hogar, el bosque encantado.


