La cueva del tesoro del unicornio. Érase una vez un pequeño pueblo en lo profundo del bosque, donde vivía un talentoso orfebre llamado Juan. Juan era muy conocido por su habilidad para crear joyas y objetos valiosos con cualquier material que tuviera a su disposición. Pero su mayor sueño era encontrar la cueva en la que se decía que un legendario tesoro del unicornio estaba escondido.
Juan había escuchado historias sobre la cueva desde que era un niño. Algunos decían que era muy difícil de encontrar, y otros afirmaban que no existía en absoluto. Pero él sabía que debía existir, y decidió que dedicaría su vida a encontrarla.
Con una brújula y un mapa antiguo, Juan se adentró en el bosque el día después de cumplir 18 años. Después de varios días de caminar sin rumbo fijo, finalmente encontró algo que prometía ser una pista. En una roca, encontró tallados los símbolos de su brújula y aceleró su ritmo a través del bosque.
La búsqueda lo llevó a una parte del bosque que nunca había visto antes. Los árboles eran más grandes y las copas de la copa parecían bailar con el viento. Delante de él, en medio de las hojas de los árboles, vio algo que parecía ser la cueva que había estado buscando. La llegada de la cueva estaba marcada por la presencia de un pequeño arroyo que fluía en su entrada.
Juan no pudo creerlo. Había pasado muchos años soñando con encontrar la cueva, y de repente se encontraba frente a ella. Con el corazón latiendo fuerte, se adentró en el interior de la cueva y empezó a explorar.
No pasó mucho tiempo antes de que el orfebre encontrara lo que había estado buscando. En el centro de la cueva, encontró un gran tesoro de oro y piedras preciosas. Pero lo más sorprendente de todo fue cuando encontró al unicornio.
El unicornio, con su pelaje blanco y su gran cuerno dorado, estaba acostado en una pequeña cavidad en la cueva. La criatura le señalaba a Juan una pequeña caja de madera tallada en forma de corazón, en la que había grabado algunos símbolos antiguos que jamás había visto en otros lugares.
Juan cogió con cuidado la caja y se la guardó en el bolsillo de su chaqueta. Agradecido y emocionado por la experiencia surgió de la cueva del tesoro, listo para volver a su hogar.
La noticia de su descubrimiento se extendió rápidamente por todo el pueblo. La gente se sentía afortunada de tener un orfebre tan talentoso entre ellos. Además, la joya que Juan había creado con los materiales que encontró en la cueva del unicornio se convertiría en una muestra más de su habilidad, se trataba de un hermoso collar hecho de oro y diamantes que habría sido imposible de encontra!
Unos meses más tarde, el hermano del rey visitó el pueblo de Juan. Al ver su tesoro, le pidió que hiciera un collar similar para la reina. Juan aceptó el encargo, pero después de estudiar la caja de madera que recibió del unicornio, encontró una pista sobre el verdadero tesoro de la cueva del unicornio.
La caja de madera tallada en forma de corazón contenía un enigma, que Juan había resuelto después de mucho trabajo. El enigma era un mapa que indicaba la ubicación de otro tesoro escondido en un palacio antiguo abandonado cerca de la cueva del unicornio. Juan decidió que no podía perder la oportunidad de encontrar el tesoro legendario.
Con la ayuda de algunas personas de su pueblo, Juan se organizó para ir en busca del tesoro. Una vez llegando allí se dio cuenta de que el palacio estaba en ruinas, pero rápidamente encontró lo que había venido a buscar… en una habitación secreta, encontró una bendición que siempre había buscado: la lámpara de Aladino.
La lámpara de Aladino contiene un genio, una criatura mágica que concede tres deseos a su propietario. Juan nunca había creído en los cuentos de hadas, pero tuvo que admitir que la lámpara era mágica. Después de frotarla, apareció repentinamente un genio que le concedió tres deseos.
El primer deseo de Juan fue volver a tener la oportunidad de conocer al unicornio. El genio lo llevó de vuelta a la cueva del tesoro del unicornio, y allí vio al unicornio una vez más. El segundo deseo de Juan fue tener el poder de crear joyas y objetos de objetos en cualquier lugar y en cualquier momento (tal y como se ve en las películas de superhéroes) La lámpara concedió su deseo y Juan creó las joyas más hermosas y valiosas que jamás se han visto.
El tercer deseo de Juan fue que todos los seres humanos tuvieran el corazón puro y la bondad de corazón que ha encontrado en las criaturas mágicas. El genio concedió su deseo y en todo el mundo, los seres humanos se volvieron cada vez más amables y generosos unos con otros.
La gente del pueblo de Juan siempre recordaría la historia de cómo encontró la cueva del tesoro del unicornio, el palacio de los desafíos y la lámpara de Aladino, convitiéndolo en una leyenda.
Y aunque nunca más volverían a encontrarse en persona el unicornio y Juan tenían el entendimiento que existía un lazo secreto que los conectaba para siempre.


