El cumpleaños del unicornio mágico. Érase una vez en un bosque encantado donde moraba un unicornio mágico llamado Mágico. Mágico era un unicornio de color blanco con el cuerno dorado y alas plateadas; tenía la capacidad de hacer posible los deseos que las personas le pedían. Él era muy querido por todos los habitantes del bosque y por los seres mágicos que lo rodeaban.
Un día, mientras Mágico paseaba por el bosque, se topó con un pequeño pájaro quien llevaba en su boca un mensaje especial. Era una invitación para el cumpleaños de Mágico y estaba dirigida a él. Mágico aceptó la invitación e inmediatamente empezó a pensar en quiénes podrían acompañarlo en este festejo tan especial.
Él se dirigió al río y allí encontró a una familia de patos que solían pasear por sus aguas. Mágico les preguntó si querían acompañarlo a su cumpleaños y ellos aceptaron con agrado. La familia pato era muy divertida y siempre estaban dispuestos a hacer reír a los demás.
Juntos, Mágico, los patos y el pequeño pájaro se dirigieron a la cueva de los duendes. Una vez allí, encontraron una gran comida preparada en honor a Mágico: pastel de zanahoria, fresas con crema, y un delicioso helado de vainilla.
Pero lo más sorprendente para Mágico fue encontrarse con su primo, el unicornio Celestial, quien había llegado desde el norte para felicitarlo por su cumpleaños. El unicornio Celestial era muy sabio y siempre tenía alguna historia interesante que contar.
Mágico, los patos, el pequeño pájaro y el unicornio Celestial se sentaron en torno a la gran mesa y compartieron un momento muy especial de risas, juegos y deliciosa comida.
De pronto, un grupo de hadas aparecieron en la cueva portando dos regalos: una hermosa corona de flores y una varita mágica. Mágico se sintió muy emocionado al recibir esos presentes y las hadas le explicaron que la corona le otorgaría un poder especial por un día y la varita le permitiría hacer realidad tres deseos.
Mágico no sabía qué desear, pero luego de pensar mucho, decidió que lo más importante para él era tener un día lleno de magia y diversión con sus amigos y familiares.
Durante todo el día, Mágico y sus amigos recorrieron el bosque cantando, bailando y jugando en los quebrados del río. También visitaron el jardín de los gnomos y ayudaron a los elfos a encender las luces de los árboles.
Cuando llegó la noche, todos se reunieron en el centro del bosque donde las hadas habían preparado una sorpresa especial. Habían construido un escenario mágico y habían preparado una fiesta de cumpleaños encantadora.
Mágico se sintió muy feliz y agradecido por todo lo que había recibido. Luego de una noche de diversión, Mágico sopló las velas de su pastel y sus amigos lo felicitaron por haber cumplido un año más de vida.
Cuando llegó el momento de desear, Mágico no lo pensó dos veces, y usando su varita mágica, hizo el primer deseo. Deseó tener un bonito día rodeado de sus amigos y así había sido, pero quería que el día siguiente también fuese mágico. Para su segunda petición, Mágico deseó que sus amigos siempre le recuerden y le quieran como él los quiere a ellos. El tercer deseo lo dejó en manos del pequeño pájaro para que él decida el deseo más importante para el bosque encantado.
Los días transcurrieron y Mágico seguía disfrutando de un día mágico tras otro, convirtiéndolo en un año increíble lleno de sorpresas y alegrías. Sin embargo, la última noche de ese año mágico, Mágico descubrió por fin el tercer deseo que había pedido había sido que siempre hubiese una nueva aventura esperándolo y la sorpresa que el bosque le tenía preparada, hizo que se emocionara tanto que se levantó corriendo a contárselo a sus amigos.
Y a partir de ese momento, Mágico supo que todos los días podían ser mágicos si estás rodeados de las personas que más quieres. Y comprendió que no es necesario mirar hacia lejos para encontrar la magia, porque la magia está dentro de cada uno de nosotros, en los corazones bondadosos y llenos de amor como los de sus amigos. Y que cada cumpleaños, desde entonces, ha sido mágico lleno de risas, alegrías y aventuras.