Los Lobeznos y la Montaña Mágica. Érase una vez en un bosque rodeado de montañas, vivían dos hermanos lobos, Marcel y Lucía, a quienes les encantaba jugar, correr y explorar juntos. Un día, mientras jugaban cerca de la montaña más alta del bosque, Marcel le dijo a Lucía: «Escucha, he oído que hay una montaña mágica en alguna parte de este bosque. ¿Quieres ayudarme a encontrarla?»
Lucía asintió emocionada y juntos empezaron a caminar por el bosque, buscando pistas sobre la ubicación de la montaña mágica. Caminaron durante horas, pero no encontraron nada particularmente interesante hasta que, justo cuando empezaba a oscurecer, vieron una pequeña luz a lo lejos. Intrigados, corrieron rápidamente en su dirección.
Cuando llegaron, vieron una pequeña cueva con la luz en su interior. Se acercaron y vieron a una anciana sentada en el suelo, rodeada de velas y hierbas. La anciana les sonrió y les dijo que había estado esperando su llegada. «Escuché que están buscando la montaña mágica», dijo ella. «Yo conozco su ubicación, pero es un viaje peligroso. Están seguros de que quieren intentarlo?»
Marcel y Lucía se miraron el uno al otro, sabían que estaban dispuestos a arriesgarse por encontrar la montaña mágica. Así que le dijeron a la anciana que sí y ella les dio una indicación detallada sobre cómo llegar allí.
La anciana les dio una bolsa llena de magia y les dijo que la usaran solamente en caso de emergencia. Los lobos agradecieron a la mujer y partieron en su búsqueda.
Caminaron por el bosque durante días, sorteando obstáculos y luchando contra los peligros del camino. Llegó un momento en que ambos cayeron exhaustos y sin fuerzas para continuar.
Fue entonces cuando decidieron usar la bolsa de magia. Con cuidado abrieron la bolsa y sacaron un polvo brillante y brillante. Soplaron el polvo en el aire y en un instante, se sintieron llenos de energía para continuar su aventura.
Finalmente, después de días de caminar, llegaron a la montaña mágica. Era una montaña espectacularmente alta con un brillo dorado que emanaba de su cima. Corrieron hacia la cima, emocionados por explorar sus maravillas.
Cuando llegaron a la cima, se encontraron con un lobo sabio y anciano que se presentó como el guardián de la montaña mágica. Les dijo que la montaña era mágica porque cada lobo que subía a la cima recibiría un deseo especial.
Marcel y Lucía se emocionaron aún más al escuchar esto. Los lobeznos sabían inmediatamente lo que querían desear: la felicidad de su manada y la paz en el bosque.
El lobo sabio asintió y les dijo que, para obtener sus deseos, tenían que hacer algo especial. Les dio una lista de tareas que debían completar, y les explicó que cada tarea les llevaría un paso más cerca de sus deseos.
Los lobos no dudaron en hacer las tareas. La primera tarea era encontrar una flor rara, la cual estaba en una zona no muy segura del bosque, gigantes ramas de los árboles y un río en crecida, pero pese a ello los lobos lograron obtener la flor y entregársela al guardián de la montaña.
La segunda tarea era ayudar a un búho a encontrar su nido, el quién se había perdido. Marcel y Lucía se preocuparon por el búho y lo buscaron durante horas. Finalmente, lo encontraron y lo llevaron de vuelta a su nido. El guardián de la montaña sonrió al ver la lealtad de los lobos y les agradeció.
La última tarea era la más difícil. Tenían que encontrar una manera de resolver una disputa entre dos lobos que estaban enojados entre sí, la cual se debía a un alimento que faltaba del almacén de su manada. Marcel y Lucía no sabían cómo manejar la situación, pero después de hablar con ambos les prometieron encontrar al verdadero culpable.
Después de mucho preguntar a otros miembros de la manada, descubrieron que fue un ciervo quien buscaba refugio en su madriguera cuando había huido de un cazador, el cual tomó y escondió la comida. Con esto, los lobeznos resolvieron la disputa y entregaron al ciervo al guardián de la montaña.
El guardián de la montaña miró con una mirada sabia a los lobos y les sonrió. «Hicieron más de lo que se les pidió», dijo. «Se han ganado sus deseos. Que la felicidad y la paz reinen en su bosque.»
Con una brillante luz dorada, los deseos de los hermanos lobos fueron concedidos. Regresaron al bosque llenos de una sensación maravillosa de amor y paz. Cada miembro de la manada se sorprendió al ver el cambio en los lobos, y Lucía y Marcel explicaron su aventura y cómo encontraron la montaña mágica. Desde ese momento, la manada se volvió más unida y amable en todo el bosque.
A medida que pasaba el tiempo, los lobos siguieron visitando la montaña mágica para ofrecer sus respetos. Y cada vez que lo hacían, descubrían algo nuevo sobre la magia y el amor que el bosque tenía para ofrecer. Pues, la magia sólo puede ser explotada por corazones puros y nobles, guiados por el amor y la paz.